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JEFTÉ y los sacrificios judíos – Voltaire-Diccionario Filosófico

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Voltaire – Diccionario Filosófico  

► Jenofonte

 

JEFTÉ

Jefté - Diccionario Filosófico de VoltaireEstá claro en el texto del libro de los Jueces que Jefté prometió sacrificar a la primera persona que saliera de su casa para felicitarle por la victoria que consiguió contra los ammonitas. Su hija única fue la primera que se presentó a felicitarle. Desgarró sus vestiduras y la inmoló, después de permitirle que fuera a llorar en las montañas la desgracia de morir virgen. Las doncellas judías celebraron mucho tiempo este acontecimiento, llorando por la hija de Jefté durante cuatro días (1).

En cualquiera época que se escribiera esta historia, ya se copiara de la historia griega de Agamenón y de Idomeneo, ya fuese original, ya anterior o posterior a historias asirias parecidas, me atengo siempre al texto, que dice: «Jefté consagró su hija en holocausto, y realizó su promesa.»

Mandaba expresamente la ley judía inmolar a los hombres consagrados al Señor: «Todo hombre consagrado no puede admitir rescate, y debe morir sin remisión.» La Biblia traduce: «Non redimetur, sed morte morietur» (2).

En virtud de esta ley, Samuel despedazó al rey Agag, a  quien Saúl había perdonado, y por haberle perdonado fue réprobo para el Señor y perdió su reino.

He aquí, pues, establecidos los sacrificios de sangre humana, y no hay ningún punto de historia mejor demostrado: sólo podemos juzgar a una nación por sus archivos y por lo que ella refiere de sí misma.

II

Hay algunos escritores tan satisfechos, que falsifican un pasaje de la Escritura con tanto aplomo como si copiaran sus propias frases, y con este engaño que no pueden desconocer, creen que van a engañar a los demás. Si actualmente existen semejantes bribones, es de presumir que antes de inventar la imprenta habría muchísimos más.

Uno de los más imprudentes falsificadores, Chaudon, fue autor de un infame libelo titulado Diccionario antifilosófico, con justicia titulado así. Los lectores pueden increparme diciéndome: «No te incomodes tanto; ¿qué te importa que hayan escrito un libro malo?» «Es que se trata de Jefté —replico—; se trata de víctimas humanas, y voy a ocuparme del derramamiento de sangre de los hombres sacrificados a Dios.»

Dicho autor traduce de este modo el versículo XXXIX del capítulo II de la Historia de Jefté: «Volvió ella a la casa de su padre, que hizo la consagración que había prometido con su voto, y su hija permaneció en el estado de virginidad.» Sí que me incomodo, falsificador de la Biblia, porque habéis mentido al Espíritu Santo, y debéis saber que esto no se perdona.

Dice la Biblia: «Et reversa est ad patrem suum, et fecit ei sicut voverat quæ ignorabat virum. Exinde mos increbuit in Israel, et consuetudo servata est, ut post anni circulum conveniat in unum filiæ Israel, et plangant filiam Jephté Galaaditæ, diebus quator.—Volvió donde estaba su padre, que hizo con ella lo que había prometido; con ella, que no había conocido hombre. Y de esto dimanó el uso, y se ha conservado la costumbre de que las hijas de Israel se reúnan todos los años para llorar por la hija de Jefté el Galaadita durante cuatro días.»

Ahora decidnos, hombre antifilosófico, si se llora todos los años cuatro días a una doncella por haber sido consagrada. Decidnos si había religiosas en un pueblo que consideraba la virginidad como un oprobio. Decidnos qué significa. ¿Hizo él lo que había prometido? ¿Qué prometió Jefté por medio de juramento? Degollar a su hija, inmolarla en holocausto, y la degolló.

Leed la disertación de Calmet respecto a la temeridad del voto de Jefté y respecto a su cumplimiento; leed la ley que cita, la ley terrible del Levítico, inserta en el capítulo XXVII, que manda que todo el que esté consagrado al Señor no pueda ser rescatado, sino que morirá de muerte, morte morietur

Leed multitud de ejemplos que prueban esta espantosa verdad; ved a los amalecitas y a los cananeos; ved al rey Arad y a todos sus partidarios sometidos a ese sacrificio; ved al sacerdote Samuel degollar por sus propias manos al rey Agag y cortarle a pedazos, como el carnicero corta un buey en la carnicería; después de conocer todos esos ejemplos, falsificad la santa Biblia para sostener vuestra paradoja, e insultad a los que tienen fe en ella, aunque encuentren en ella hechos sorprendentes. Dad un solemne mentís al historiador Flavio Josefo, que transcribe esa historia, y que dice terminantemente que Jefté Inmoló a su hija. Amontonad la injuria sobre la mentira y la calumnia sobre la ignorancia, que los sabios se reirán de vos, y en la actualidad hay muchos sabios.

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(1) Véase el cap. XI, vers. 40, del libro de los Jueces

(2) Levítico, cap. XXVII, vers. 29.

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