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Torre de Babel Ediciones

HEGEL, filósofo alemán -biografía- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

HEGEL, filósofo alemán (biografía)

HEGEL (Jorge Guillermo Federico)

Biografías. Célebre filósofo alemán. Nació en Stuttgart a 27 de agosto de 1770. Murió en Berlín a 14 de noviembre de 1831. Terminada su instrucción de colegio pasó a la Universidad de Tubinga para aprender Filosofía y Teología, y, habiendo ingresado en el Seminario Protestante, fue allí algún tiempo compañero de habitación de Schelling. Los dos amigos se consagraron con ardor al estudio de las ciencias filosóficas, ilustradas en Alemania por Kant y Fichte. Cinco años asistió Hegel a las clases de la Universidad de Tubinga, y en posesión del título de Doctor en Filosofía aceptó las funciones de preceptor en Suiza y más tarde en Francfort. Dueño en los comienzos del presente siglo de una modesta fortuna por muerte de su padre, marchó con su amigo Schelling a la Universidad de Jena, que era entonces el foco principal de la filosofía alemana, y en donde Schelling acababa de anteceder a Fichte.

Para adquirir el derecho de dar cursos públicos escribió en 1801 su disertación titulada De Orbitis planetorum, bien pronto seguida de su primera obra filosófica, De la diferencia de los sistemas de Fichte y Schelling (Jena, 1801), escrita en alemán, y en la que procuraba demostrar la superioridad de la Filosofía de su amigo, comparada con las doctrinas de Kant y Fichte. Juntos publicaron Hegel y Schelling el Kritische Journal der Philosophie (Tubinga, 1802), revista en la que el primero insertó su estudio De la fe y del saber, que critica los sistemas de Kant, Jacobi y Fichte, los cuales son, a juicio del amigo de Schelling, formas diversas de una Filosofía sumamente subjetiva, o, en otros términos, del sujeto pensante, del yo, Filosofía que considera los objetos sólo con relación a este sujeto, en tanto que Schelling y él, partiendo de la hipótesis de la identidad del pensamiento con lo que es, tendían hacia una Filosofía objetiva. Viviendo en Jena entró Hegel en relaciones con Schiller y Goethe. Por el tiempo en que fue nombrado suplente de Schelling (1806) por el gobierno de Weimar con un sueldo mezquino, comenzaba a encontrar deficiente la filosofía de su antiguo compañero, y pensaba ya en oponerle un nuevo sistema, original por el método, si no alcanzaba a serlo por las ideas. Dio comienzo a su empresa escribiendo la Fenomenología del espíritu, libro que había de servir de introducción a la nueva doctrina, y al que su autor llamaba su viaje de descubrimientos (Bamberg, 1807); la obra debía constituir la primera parte de un nuevo Sistema de la ciencia, titulo que ya había usado Fichte, y que indica que Hegel se preocupaba ante todo del método. Eran aquellos tiempos sobradamente agitados, y no los que pudiera desear para la propaganda de sus ideas un pensador que perseguía fines tan altos. Obligado por las circunstancias trasladóse a Bamberg y entró a formar parte de la redacción de un periódico político; pero su genio era incompatible con el modo de ser del periodismo, y con gusto renunció a dicha profesión para ejercer las funciones de director del Gimnasio de Nurenberg.

Silenciosamente trabajó cinco años (1807-12) en la fundación de un sistema, cuya parte especulativa desarrolló al cabo en la original obra titulada Lógica del ser, la esencia y la idea (Nurenberg, 1812-16, 3 vol. en 8°) a la que debió, y esto indica el efecto que produjo, su nombramiento (1816) de profesor de Filosofía en la Universidad de Heidelberg. Y no fueron menores los triunfos que en ella alcanzó con su enseñanza y con la publicación de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas (Heidelberg, 1817), que completaron su celebridad en toda Alemania. A instancias del gobierno prusiano pasó a Berlín para desempeñar la cátedra de Filosofía (1818) que había ocupado Fichte, y así dispuso de un teatro mucho más vasto para la exposición de su doctrina. El resto de su vida no ofreció otros hechos notables que la publicación de varias obras y el éxito, de día en día mayor, de sus lecciones.

 Aprovechando los periodos de vacaciones visitó los Países Bajos (1822), Viena (1824) y París, donde Cousin le pago la hospitalidad que del filósofo alemán había recibido en Berlín. En Weimar, ciudad en la que se detuvo cuando iba a París, fue acogido con verdadero afecto por Goethe. Durante estos viajes escribió a su esposa cartas notables por su sencillez y afecto para su familia. En todas partes hallaba la armonía de este mundo tan vario que pasaba ante sus ojos.

Confiesan sus mismos admiradores que Hegel, así en la cátedra como en la conversación, carecía de aquella facilidad y abundancia de expresión que ostentan a menudo los hombres de mediano talento y que dan brillo al genio. Por esto mismo, para explicarse la resonancia que hallaron sus doctrinas, preciso es reconocer que en su filosofía y en su manera de presentarla había alguna cosa de gran poder que cautivaba los espíritus. «El que una vez, dice Gans, había tomado el gusto a la profundidad y solidez de sus lecciones, era atraído más y más por cada una y retenido para siempre, como en un círculo mágico, por la fuerza de sus razonamientos y la originalidad de sus inspiraciones del momento…» En su comercio íntimo, no se mostraba la ciencia, no le gustaba adornarse con ella, no franqueaba la sala académica o el gabinete. Viéndole ocupado de los pequeños intereses humanos, hablando alegremente y sin pretensión, en un círculo de amigos, de las cosas más ordinarias de la vida, apenas se hubiese creído que aquel hombre tan sencillo en la apariencia ocupaba un puesto tan elevado en el mundo del pensamiento.

Cualquiera que sea el juicio que su doctrina merezca, no podrá negarse que Hegel realizó «el encargo más atrevido que se ha tentado hacer por la moderna especulación: explicar el grande enigma del espíritu humano y del Universo.» Era Hegel, sin disputa, un hombre de genio no común, una privilegiada inteligencia, y en sus obras abundan las apreciaciones ingeniosas, las ideas justas y nuevas sobre una multitud de materias. Aun conservaba todo el vigor físico de sus mejores años cuando el cólera le arrebató la vida. Su cadáver fue sepultado al lado de los restos de Fichte.

Además de las obras citadas había escrito: Elementos de la Filosofía del Derecho (Berlín, 1821); dos ediciones nuevas de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas; el primer tomo de una segunda edición de la Lógica y algunos artículos notables insertos en los Anales de la Crítica científica, fundados bajo sus auspicios y destinados a la aplicación de su filosofía a todas las partes de la Ciencia por medio del juicio da todos los escritos de alguna importancia. Sus discípulos, Marheineke, Schulze, Gans, Henning, Hotho, Michelet y otros, muerto ya el maestro, emprendieron la publicación de una edición completa de sus obras, comprendiendo, no sólo las que Hegel había escrito, sino también sus lecciones públicas. Esta edición consta de 18 vol. y comprende, fuera de las obras dichas, las Lecciones de Filosofía de la Historia, las de Estética, las de Filosofía de la religión, las de Historia de la Filosofía, la Propedéutica filosófica, etc.

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 10, págs. 129-130)                     FEDERICO HEGEL, filósofo alemán (biografía)

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