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Torre de Babel Ediciones

JAIME BALMES, filósofo español -biografía- Diccionario Enciclopédico H-A

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

JAIME BALMES, filósofo español del siglo XIX; vida y escritos (biografía)

BALMES Y URPIÁ (JAIME)

Biografías. Filósofo español. Nació en Vich en el día 28 de agosto de 1810; murió, también en Vich, en el 9 de julio del año 1847. De la estimación y aprecio en que sus paisanos tienen la memoria del ilustre sacerdote puede juzgarse por las siguientes líneas con que da comienzo a su trabajo uno de los biógrafos de Balmes: «La ciudad de Vich, patria de muchos y esclarecidos varones, se enorgullece con razón de haber sido la cuna de uno de los hombres más ilustres del presente siglo. El reverendo D. Jaime Balmes y Urpiá, filósofo profundo, publicista distinguido, escritor correcto y concienzudo que, a pesar de haber muerto en la flor de su juventud, produjo opimos y abundantes frutos que le valieron fama universal.»

El juicio del biógrafo no es apasionado, ni hay en él exageración: Balmes ha sido, en efecto, una gloria de su patria y de su siglo. Sus padres, honrados menestrales sin más bienes de fortuna que el escaso producto de su trabajo diario, luego que advirtieron las extraordinarias dotes del niño Jaime, resolvieron el darle carrera literaria aun a costa de cualquier sacrificio. En el seminario de Vich cursó Balmes la filosofía y un año de teología y en la famosa Universidad de Cervera terminó sus estudios teológicos. En el año 1837 se encargó de explicar una clase de matemáticas en el colegio establecido en Vich. «Aquellos años, dice el mismo Balmes, los pasaba entre mis obligaciones, mi biblioteca y mi casa, sin más distracción que un rato de paseo que solía dar con alguno de mis discípulos.» En aquella época amplió y completó sus estudios; entonces fue sin duda cuando adquirió el caudal prodigioso de conocimientos, la erudición sólida que brilla en todos sus escritos.

Por aquella época escribió Balmes un tratado de Trigonometría rectilínea y esférica para uso de sus discípulos. Durante cuatro años desempeñó la cátedra de matemáticas en el colegio de Vich explicando aritmética, álgebra, geometría elemental, aplicación del álgebra a la geometría, trigonometría rectilínea y esférica, cálculos diferencial e integral, mecánica racional y nociones de astronomía. A pesar de sus triunfos académicos y a pesar de sus excepcionales y vastísimos conocimientos, Balmes permaneció enteramente oscurecido hasta el año 1839. Remitió entonces al periódico El Madrileño Católico una Memoria Sobre el celibato del clero, y esta Memoria, que alcanzó el premio ofrecido por la redacción del periódico mencionado, abrió al autor las puertas de la celebridad. Rápidamente recorrió Balmes el camino de la gloria: casi del todo desconocido en 1839 y muerto ya a mediados de 1847, le bastaron ocho años no completos para llenar con su nombre muchas páginas de la historia de su siglo y para conquistar la admiración de todos los pensadores de Europa. Cierto que esos ocho años fueron para Balmes de labor asidua, permanente, incesante; de laboriosidad inconcebible y de pasmosa fecundidad. Acaso al excesivo trabajo fue debida su prematura y llorada muerte. Balmes había redactado La Civilización en Barcelona; en el año 1845 se trasladó a Madrid donde fundó El Pensamiento de la Nación, periódico monárquico cuyo programa, escrito por el mismo Balmes, aparece condensado en las siguientes líneas: «Fijar los principios sobre los cuales establecerse en España un gobierno que ni desprecie lo pasado, ni desatienda lo presente, ni pierda de vista lo porvenir; un gobierno que, sin desconocer las necesidades de la época, no se olvide de la rica herencia religiosa, social y política que nos legaron nuestros mayores; un gobierno firme sin obstinación, justiciero sin crueldad, grave y majestuoso sin el irritante desdén del orgullo; un gobierno que sea como clave de un edificio grandioso donde encuentren cabida todas las opiniones razonables y respete todos los intereses legítimos.»

Jaime Balmes escribió tanto que asombra verdaderamente su fecundidad y se concibe apenas que en su efímera existencia tuviese tiempo material, no ya para pensar tanto y dar tan correctas formas a sus pensamientos, sino aun para trasladar al papel todas sus ideas. Prescindiendo de su trabajo de trigonometría de que ya queda hecha mención y de los innumerables artículos que sobre política, sobre religión y sobre asuntos del momento publicó en muchos periódicos, prescindiendo también de su memoria sobre el Celibato del clero que fue, por decirlo así, el cimiento de su notoriedad, ha escrito Balmes las obras siguientes: La Religión demostrada al alcance de los niños; Cartas a un escéptico; Observaciones sobre los bienes del clero; El Protestantismo comparado con el Catolicismo en sus relaciones con la civilización europea; Consideraciones políticas sobre la situación de España; El Criterio; Filosofía elemental; Filosofía fundamental. De todas estas obras El Criterio y El Protestantismo son las que más eficazmente han contribuido a propagar y difundir la fama del filósofo catalán en el extranjero. Ambos libros han sido traducidos al francés, al inglés, al alemán y al latín. El traductor francés de El Protestantismo decía, refiriéndose a esa obra de Balmes: «Este libro quedará como uno de los más sólidos que ha producido nuestra poca. Cualquiera que sea la diversidad de los juicios sobre los detalles de la forma, sorprenderá a todos la grandeza del pensamiento, los generosos sentimientos que le animan y la lógica profunda y la vastísima erudición que, unidas a la misma elocución, dan vida y encanto a sus páginas admirables.»

El pensamiento político de Balmes fue llegar a la fusión de las dos ramas de los Borbones españoles, casándose el hijo de don Carlos, o sea el conde de Montemolín, con doña Isabel de Borbón. Para esto más que para nada puede decirse que fundó el periódico El Pensamiento de la Nación, y cuando, por resistencias de la corte de Francia y aun de altas influencias españolas, fracasó aquel pensamiento, Balmes se retiró de la política, dedicándose los pocos meses que le quedaron de vida a sus estudios filosóficos.

Lo que Balmes pensaba y juzgaba en filosofía hállase por completo en sus libros El Criterio y la Filosofía elemental y Filosofía fundamental. El Criterio, más que otra cosa, es un tratado de lógica popular expuesto con sencillez y en forma agradable y amena al par que sobria y severa. La Filosofía elemental contiene tratados de Lógica, Metafísica, Estética, Ideología, Gramática general, Psicología teórica, Ética e Historia de la Filosofía; es, como se ve, un resumen de los vastos conocimientos que adornaban al sabio sacerdote. En su Filosofía fundamental se muestra partidario de Santo Tomás, al cual sigue, y combate rudamente la moderna filosofía alemana.

Sus paisanos han honrado la memoria del ilustre Balmes dando su nombre en Vich a una de las principales plazas y elevando allí un monumento de mármol en recuerdo de hijo tan esclarecido. En Barcelona, además de haber sido publicadas numerosas ediciones de las obras de Balmes, se publicó en 1850 un tomo con el título de Escritos póstumos de Balmes, y otro con el de Poesías póstumas. Todos los escritos políticos del insigne filósofo han sido coleccionados también en un gran tomo en 4.º De Balmes, como dice muy oportunamente uno de sus biógrafos, se ha querido hacer la gloria de un partido y Balmes es una gloria de la nación.

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 3, págs. 114-115)                                          JAIME BALMES, filósofo español (biografía)

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