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b) Abraham Bibago, que vivió y escribió en Huesca y en Zaragoza. Sus obras principales son comentarios in Posteriora Analytica de Aristóteles, y un libro titulado Camino de la fe, cuyo contenido es teológico más bien que filosófico. En la primera, o sea en los comentarios sobre los analíticos posteriores de Aristóteles, Bibago sigue los pasos y adopta las opiniones de Averroes, que es para él el mejor comentador del filósofo. |
c) Joseph ben-Schem-Tob, y su hijo y sucesor Schem-Tob, se distinguieron igualmente por el número de sus obras y por sus conocimientos filosóficos. El primero, que vivió y escribió en Segovia extensos comentarios sobre los libros morales de Aristóteles, publicó también, sin contar otras varias obras, un comentario sobre el tratado de Averroes acerca del entendimiento hylico o material. El segundo escribió sobre la materia prima, sobre las causas finales, y comentarios sobre la física de Aristóteles.
d) En Italia floreció por este tiempo Elias del Medigo, profesor que fue de Filosofía en Padua, y maestro que fue de Pico de la Mirándula. Su comentario sobre el tratado de Averroes De substantia orbis, revela sus aficiones y tendencias averroísticas, y fue, sin duda, uno de los representantes principales del averroísmo en Italia, y sobre todo en las escuelas de Padua, en que tan profundas raíces echó este sistema.
Medigo, que, como se ha dicho, contó entre sus discípulos a Pico de la Mirándula, escribió para éste un tratado sobre el entendimiento y la profecía, cuya influencia se deja sentir en las tendencias místicas de su discípulo.
e) Entre 1460 y 1470 nació en Lisboa Juda Abravanel, conocido generalmente bajo el nombre de León Hebreo, y en el año de 1481 se estableció y vivió en Castilla con su familia, hasta que el edicto de 1492 le obligó a salir de España, fijando su residencia en Napóles y después en Génova.
En sus célebres Diálogos de amor, León abandonó el camino trillado por sus correligionarios, y el elemento peripatético-arábigo, que predomina en la Filosofía de éstos, es reemplazado por el elemento platónico-cabalístico. Su concepción es una concepción esencialmente sincrética y un ensayo de conciliación entre el pensamiento platónico y el pensamiento peripatético, llevada a cabo por medio de la cábala y del misticismo neoplatónico. La Italia y la Europa toda, predispuestas en favor del platonismo por los trabajos de Gemisto, de Besarión, con otros filósofos y literatos griegos, dispensaron favorable acogida a los Diálogos de León Hebreo., que fueron reimpresos muchas veces y traducidos a varias lenguas. Aparte del mayor o menor mérito intrínseco de la obra, las corrientes bizantino-itálicas que a la sazón predominaban, contribuyeron indudablemente al éxito y boga que por entonces alcanzó.
Para el autor de los Dialoghi di amore, el amor de Dios es el más perfecto entre todos y el que mejor responde a la dignidad y elevación de la naturaleza humana, porque Dios es el principio, el medio y el fin de las acciones morales u honestas del hombre; porque es el supremo entre los bienes honestos o racionales. La felicidad verdadera del hombre consiste en la unión de su inteligencia con el entendimiento activo o agente; pero el entendimiento agente a que alude Abravanel aquí, no es el entendimiento agente de Aristóteles y de los escolásticos, o sea una parte o manifestación de la inteligencia humana, sino que es la inteligencia divina (1), o sea el mismo Dios.
A pesar de su título, la obra de León es un verdadero tratado de Filosofía en que se discuten los principales problemas de psicología, de moral y de metafísica. Las ideas judaico-cristianas, las platónicas y las aristotélicas constituyen el fondo y la trama de los diálogos, pero concediendo preferencia a Platón sobre Aristóteles en el terreno puramente filosófico, por más que generalmente tiende a conciliar sus doctrinas. En este concepto, León Hebreo, si por una parte merece figurar entre los platónicos moderados del Renacimiento, por otro lado puede considerarse como el precursor e iniciador de la conciliación platónico-aristotélica ensayada por Foxo Morcillo y otros españoles del siglo siguiente.
Entre las opiniones singulares del autor de los Diálogos de amor, merece citarse la que se refiere a la luz del sol, la cual no es cuerpo ni accidente de cuerpo, sino una especie de derivación lejana de la luz intelectual (2) o divina y espiritual.
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(1) «El entendimiento agente que alumbra al posible, escribe Abravanel, es el altísimo Dios, y así tienen por cierto que la bienaventuranza consiste en el conocimiento del intelecto divino, en el cual están todas las cosas primeramente, y más perfectamente que en ningún entendimiento criado; porque en él están todas las cosas esencialmente, no sólo por razón de entendimiento, mas aun causalmente, como en primera y absoluta causa.» Filografia universal, pág. 25.
Micer Carlos Montesa, al traducir en castellano los diálogos de León Hebreo, dióles el nombre de Philographia universal de todo el mundo (Zaragoza, 1584), trabajo curioso por más de un concepto. El traductor español, después de algunas atinadas observaciones que hace en el prólogo, y después de indicar el contenido del primer diálogo, añade: «En el segundo trata de la comunidad del amor y de su universalidad, probando que en todo cuanto hay criado hay amor, y que el amor es quien las engendra, cría y sustenta….
»En el tercer diálogo trata del origen del amor, y responde a muchas preguntas que Sophia hace a Philon (nombres de los interlocutores que León pone en sus diálogos), con las cuales se declara toda la materia tocante al amor, así delectable como útil, y útil como honesto. Refuta los dos primeros amores, y aprueba el honesto, con el cual toma ocasión de tratar del amor divino, adonde hay cosas altas y dignas de mucha consideración, en las cuales encierra mucha philosophia natural y moral, y mucha Theulugia escolástica, provechosa y de mucha substancia. Acaba con un epilogo o peroración galanisima; haciendo un círculo de todo el mundo, que comienza de Dios, y baxa basta la materia primera, y centro del mundo: y de ay buelbe a subir, hasta bolber al mismo Dios, que es el criador.»
Por este pasaje que hemos copiado con su propia ortografía y por otros muchos del prólogo citado que no nos es dado citar, se conoce que se concedía grande importancia a los diálogos del médico judío.
(2) Esta teoría de León Hebreo puede considerarse como una aplicación exagerada de la analogía que Platón establece entre Dios como luz o sol del mundo intelectual, y el sol como luz del mundo material: «Y más te digo, que la luz del sol no es cuerpo, ni pasión (atributo), calidad, o accidente de cuerpo, como algunos bajos filósofos creen; antes no es otra cosa que sombra de la luz intelectual, o, por mejor decir, resplandor de aquélla en el cuerpo más noble. De donde el sabio profeta Moisés, en el principio de la creación del mundo…. produjo la luz, queriendo decir que del resplandeciente entendimiento divino fue producida la luz visiva … La luz en el sol no es accidente, antes es forma suya espiritual, dependiente y formada de la luz intelectual y divina.» Filografia univ.: dial, terc, pág. 117.
Maimónides Relaciones entre la Filosofía de los judíos y la Filosofía escolástica
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