Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Selección de artículos de una de las más importantes y clásicas Enciclopedias en lengua española
Mitología griega e historia de los grandes hombres de Grecia Sencilla exposición de la mitología griega, historia de los héroes, semidioses y hombres célebres griegos. Por Fernán Caballero.
Edición digital de la Historia de la Filosofía de Jaime Balmes
Explicación de la filosofía de los principales pensadores, resúmenes, ejercicios..
Breve definición de los términos y conceptos filosóficos más importantes
Vidas y referencias biográficas de los filósofos y pensadores
Índices y sumarios de las obras clásicas del pensamiento
Directorio y breve descripción de revistas de filosofía en español editadas en la red
Foro telemático dedicado a José Ortega y Gasset
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
Explicación de los principales conceptos, tesis y escuelas en el área de la Psicología
Manual del filósofo y psicólogo español J. Vicente Viqueira
Principales conceptos de esa ciencia. Por el catedrático de economía José Manuel Piernas Hurtado
Legislación educativa y cultural
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ALTARESEs opinión universal que los primitivos cristianos no tuvieron templos, ni altares, ni cirios, ni incienso, ni agua bendita, ni ninguno de los ritos que los pastores de la Iglesia instituyeron más tarde, según las exigencias de los tiempos y las circunstancias, y sobre todo, según las necesidades de los fieles. Atestiguan Orígenes, Atenágoras, Teófilo, Justino y Tertuliano que los primitivos cristianos abominaban de los templos y los altares. No pensaban así únicamente porque los gobiernos no les querían conceder al principio el permiso para edificar templos, sino porque sentían aversión a todo lo que se relacionaba con las demás religiones, y esa aversión la tuvieron durante doscientos cincuenta años. Así lo demuestra Minucios Félix, que vivía en el siglo III, diciendo: «Creéis —de este modo hablaba a los romanos— que ocultamos el objeto de nuestra adoración porque no tenemos templos ni altares. ¿Por qué hemos de erigir a Dios simulacro, cuando el mismo hombre es su simulacro? ¿Qué templo le hemos de edificar, si el mundo, que es obra suya, no basta para contenerle? ¿Cómo hemos de encerrar el poder de su inmensa majestad en una casa sola? Es preferible que le consagremos un templo en nuestro espíritu y en nuestro corazón». Los cristianos comenzaron a construir templos en los primeros días del reinado de Diocleciano. La Iglesia contaba ya con extraordinario número de prosélitos, y necesitaba aparatos y ritos, que hasta entonces hubieran sido inútiles y hasta peligrosos por el escaso número de sus secuaces, que fueron casi desconocidos y considerados como una pequeña secta de judíos disidentes. Está probado que mientras estuvieron confundidos entre los judíos no pudieron conseguir el permiso para edificar templos. Los judíos, que pagaban muy caro el sostenimiento de sus sinagogas, se oponían a que les dejaran construir templos. Eran enemigos mortales de los cristianos, y además eran ricos. No debemos decir, copiando a Toland, que entonces los cristianos despreciaban los templos y los altares, como la zorra de la fábula, que decía que las uvas estaban verdes porque no podía alcanzarlas. Esa comparación es tan injusta como impía, porque los primitivos cristianos de todas las naciones estaban acordes en opinar que no necesitaba de templos ni altares el verdadero Dios. La Providencia, haciendo obrar a las segundas causas, quiso que los cristianos edificasen un templo soberbio en Nicomedia, residencia del emperador Diocleciano, en cuanto obtuvieron la protección de dicho príncipe. Luego edificaron otros templos en otras ciudades; pero todavía manifestaban aversión a los cirios, al incienso, al agua lustral y a los hábitos pontificales. Este aparato imponente les parecía el sello distintivo del paganismo. Esos usos los fueron adoptando poco a poco durante el reinado de Constantino y de sus sucesores, pero han cambiado después con frecuencia. En la actualidad, la mayoría de las mujeres que van el domingo a oír misa rezada en latín, ayudada por un niño, se figuran que este rito se ha observado desde que el mundo existe, y que la costumbre de reunirse en otros países para rezar a Dios en comunidad es una costumbre diabólica y reciente. En la actualidad quizá no se practica ni una sola ceremonia que estuviera en uso en tiempo de los apóstoles. El Espíritu Santo se conformó siempre con las exigencias de los tiempos. Inspiró a los primeros discípulos en un miserable zaquizamí, y comunica hoy sus inspiraciones en la iglesia de San Pedro de Roma, templo que costó doscientos millones, siendo igualmente divino en el zaquizamí que en el soberbio edificio de Julio II, León X, Pablo III y Sixto V. |
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