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Torre de Babel Ediciones

ATENEA -mitología- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

ATENEA (mitología griega)

ATENEA

ATENEA: Mitología

I. Carácter moral y leyenda de Atenea. –

De todas las divinidades del Panteón griego, Atenea es la que ofrece más interés puesto que aun se la representa como símbolo del progreso intelectual, si bien ha prevalecido para designarla el nombre latino de Minerva (véase esta voz). Los múltiples caracteres que Atenea presenta han servido de obstáculo a los mitógrafos para llegar a una concepción única. He aquí las conclusiones deducidas por la mitología comparada: según Max Müller, la palabra griega Άθηνά es una forma ligeramente modificada de la voz sánscrita Ahana (la abrasadora) que es uno de los epítetos de la Aurora. Según M. Scgwartz, por el contrario, Atenea es una divinidad del relámpago. Esta interpretación parece ser la que mejor se acomoda a las tradiciones helénicas, como puede apreciarse en la siguiente exposición de la leyenda de la diosa.

Uno de sus epítetos más antiguos era el de Triptógeneya o sea la nacida de Tritos o hija de Tritos. Es de tener en cuenta que los primitivos arios adoraron a un dios Trita «el que reinaba sobre las aguas,» cuyo parentesco con el Tritón griego, dios marino, indica bien claro que Atenea Triptogeneya era la diosa nacida de las aguas. Otro epíteto es el de Ogga, que viene del sánscrito Ogha «torrente,» expresando una idea análoga a la anterior. De aquí vino el que los minyanos estableciesen en Libia un culto a la diosa considerándola como hija de Poseidón, dios de las aguas y del lago Tritonés; por igual modo en Tenea y en Arcadia llevaba el sobrenombre de Pritonia estando asociada a Poseidón Hipios. Como estas relaciones de dos divinidades revistieron algunas veces forma de antagonismos, de aquí la leyenda popularizada en Atenas y en Trezena referente a la disputa de Poseidón y Atenea por la posesión del país y el patronato de la ciudad. El carácter de diosa marítima se explica, según Max Müller, considerándola como la ardiente aurora que surge o nace de las ondas por la mañana, y al mismo tiempo puede referirse a las aguas celestes contenidas en la nube tempestuosa.

La expresión más propia del concepto de Atenea está en el relato del nacimiento de la diosa contenido en el himno homérico: tiene por padre a Zeus, quien la engendró en su cerebro augusto; de él sale a luz vestida con guerrero arnés, arnés dorado y resplandeciente, blandiendo acerada jabalina, deslumbrando al vasto Olimpo con sus miradas brillantes y serenas, y produciendo asombro y respeto sin igual en todos los inmortales; impresión que, afectando también a la naturaleza entera, causa oscilaciones en la Tierra, agitaciones en el mar; mientras en el cielo el hijo de Hiperión detiene sus ágiles corceles hasta que la virgen Palas Atenea desnuda sus hombros de las armas divinas. Semejante perturbación de la naturaleza no puede explicarse por la simple concepción de la Aurora, sino más bien pensando con Schwartz que Atenea fue originariamente una personificación del rayo. Hay más: Píndaro presenta a Hefestos (Vulcano) dios del fuego, hendiendo con el hacha de bronce la frente de Zeus, de la cual surge Atenea exhalando un grito victorioso. Decharme comenta esta imagen indicando que sólo pudo nacer ese mito del espectáculo del cielo tempestuoso que, bajo la violenta acción del fuego eléctrico, parece abrirse y hendirse para dejar paso al relámpago.

Hay otras variantes de esta leyenda: en Creta se decía que la diosa había sido escondida en una nube a la cual golpeó Zeus con su cabeza para que surgiera su hija. En Rodas se decía que Zeus, en el momento del nacimiento de Atenea, había vertido desde lo alto del cielo abundante lluvia de oro que fertilizó los campos. A estas tradiciones que consideraban a la diosa como nacida de la cabeza de Zeus se referían los sobrenombres de Acria, con que se la honraba en Argos, y de Leoryfasia con que se la adoraba en Pylos; y el sobrenombre Glaucopis, como otros varios empleados por los poetas, la designaban como diosa de las miradas brillantes. En Ilium Novum se representaba a Atenea Ilias o Ilesia con una antorcha en la mano.

Viniendo ahora a precisar el concepto moral de la diosa, es menester tener en cuenta que ofrece dos puntos de vista: el de diosa guerrera y el de protectora de la paz y de las artes. El primero es el más antiguo y el predominante en la epopeya y en los himnos homéricos, y como tal le expresan las tradiciones que quedan indicadas. Además Atenea toma parte en el combate de los titanes y de los dioses, en el cual derribó a Encelado, lanzando sobre él su cuadriga; y según otra tradición, en la misma lucha mató a la Gorgona, si bien, según la fábula argia, el héroe de esta empresa fue Perseo auxiliado por Atenea, quien recibiendo de manos de éste la cabeza de Medusa, la colocó como empresa en el centro de su escudo para atemorizar a sus enemigos. No hay que olvidar que la Gorgona es imagen de la nube tempestuosa, pudiendo sólo ser vencida por un héroe solar, como Perseo, o por la diosa del relámpago, como Atenea. El escudo con la Gorgona era un arma terrible cuya bordura estaba formada por el Miedo y la Fuga bajo figuras de serpientes en las cuales se descubren sin el menor esfuerzo los monstruos de la tempestad.

Expuesto lo anterior, se comprenderá fácilmente el carácter de diosa guerrera con que aparece en la Ilíada, ora inspirando a los héroes e infundiéndoles temerario valor, ora mezclándose en los combates de los mortales, ora venciendo a Afrodita en la batalla mantenida por los dioses; sólo se diferencia de Ares (V. ARES) en que inspiraba una bravura calmosa y reflexiva en vez del ciego furor que caracteriza al dios de la guerra. Como diosa guerrera se la honraba en Libia, celebrando una fiesta anual en la que era paseada en un carro una joven vestida con el arnés propio de la diosa.

En Platea, Atenea Areya tenía un santuario construido con el botín conquistado a los persas; y como los griegos atribuyesen sus triunfos guerreros a la protección de la diosa, en Atenas la veneraban especialmente, habiéndola levantado sobre la roca del Acrópolis, entre el Erecteo y el Partenón, una estatua colosal de cobre, obra de Fidias, que era la Atenea Propiacos. Idéntico sentido tenían las imágenes de Atenea Stenias «la fuerte,» de Trecene, y la Atenea Alalcomene, de Beocia, centro de su culto en la edad homérica. Del carácter guerrero de Atenea se deriva naturalmente su carácter hípico: Atenea Hippia tenía en Grecia muchos altares, apareciendo asociada con Ares Hippios, y con Poseidón Hippios. Según la leyenda, en Atenas había enseñado a Erictonio a enganchar los caballos a los carros; de aquí que el caballo le estuviese consagrado.

Como la paz es una consecuencia natural de la victoria, Atenea Polias presidía a la vida pacífica de las ciudades como a su vida guerrera. Este segundo carácter de la diosa la hacía protectora del Senado de Atenas, inspiradora de la elocuencia de los senadores, instituidora del Areópago y de los principios humanos del derecho antiguo; por eso también presidía la confederación beocia. La leyenda primitiva del Ática la consideraba como nodriza de Erictonio. También era diosa de la salud, bajo el sobrenombre de Higieya. Todos los trabajos del arte y de la industria estaban bajo la protección de la diosa de la paz, inventora de los oficios más humildes, así la alfarería la consideraba como inventora del torno; los carpinteros, de la escuadra; las tejedoras, del tejido y de la aguja; y la comparación del tejido con la tela de araña dio nacimiento en Lidia a la leyenda de Aragnida, quien venció a Atenea haciendo en competencia con ella un tapiz (V. ARAGNIDA). La arquitectura, escultura y pintura eran llamadas artes de Atenea. Como diosa musical, se la consideraba inventora de la flauta cuyo arte se desenvolvió en Beocia. Las faenas agrícolas estaban bajo su protección, especialmente en Tesalia y en Beocia; ella había enseñado a los hombres a someter al yugo y uncir al arado los bueyes. En Ática se atribuían a la diosa las plantaciones y cultura del olivo, árbol que representaba la riqueza agrícola del país. Según atestiguan Homero y la leyenda de los argonautas, era también protectora de la construcción de barcos y de la navegación. En suma, Atenea era la inteligencia divina, virgen inmaculada desde su nacimiento, debiendo desecharse como invenciones de los mitógrafos las fábulas de la unión de la diosa con Hefestos, con Helios y con Hércules. La idea de la virginidad de la diosa estaba expresada por el Partenón y atestiguada por la historia de Tiresias, que se quedó ciego por haber querido sorprender la desnudez de la diosa. Su eterna juventud la indica el nombre Palas, oposición ordinaria al de Atenea, y que según la etimología más probable –dice Decharme– es un sinónimo de Cora, teniendo igual significación que el epíteto Coria que llevaba en Arcadia. No faltan, sin embargo, autores que consideren a Palas como persona distinta de Atenea, hija de Tritón que en lucha con él sucumbió; otras veces Palas es un gigante, padre de Atenea, muerto por ésta al haber querido atentar a su virginidad. Pero es indudable que para los griegos Palas-Atenea era una sola divinidad que representaba la virgen fuerte.

Atenea, que de todas las divinidades del Panteón griego es la que tiene menor carácter legendario y mayor simbólico, fue objeto de un culto especial y muy extendido, especialmente en el Ática, recibiendo diversos epítetos. Atenea-Nike era la diosa virgen que tenía en el Acrópolis dos templos, el Partenón y el Erecteo: en éste se conservaba la antigua imagen de madera de la diosa que se tenía por caída del cielo, el olivar sagrado y las huellas de la lucha de Atenea con Poseidón. Dos fiestas principales se celebraban en Atenas en honor de la diosa: la Arreforia y la Panatenea (V. estas voces). Vol. II, pág. 913.

II. Mitología figurada de Atenea. –

Las representaciones más antiguas de la diosa tenían un origen legendario, y cierto carácter de reliquia u objeto milagroso; se denominaban Palladiom, en recuerdo del ídolo así llamado que robaron Ulises y Diomedes a los habitantes de Troya según refiere la Ilíada. En las imágenes antiquísimas que se ven reproducidas en las monedas, la diosa está figurada como un ídolo cuyo medio cuerpo superior surge de una columna pequeña. En Atenas, fuera del Acrópolis, se conservaba un Palladiom, del cual parecen ser reproducciones algunos bronces de estilo primitivo. Otra suerte de ídolo era el xoanom de Atenea Polia que se conservaba en el Erecteo y que en la fiesta panatenaica se le vestía con el Peplos bordado: representaba el tipo de la Atenea armada en ademán de combate. Éste es el tipo más frecuente en los monumentos: va armada con casco de elevada cimera, la egida sobre los hombros y la espalda, con la gorgona sobre el pecho; viste chiton con diploidion y lleva escudo y lanza. Entre los monumentos del período arcaico, el tipo más severo de la diosa es el reproducido en el frontón occidental del templo de Egina. Las ánforas panatenaicas (V. esta voz) le reproducen. La escuela ática del siglo V atenuó la severidad arcaica en las imágenes de Atenea dándolas más arrogancia y más gracia. De la estatua esculpida por Fidias para el Partenón (de que es intérprete ideal el grabado adjunto) sólo puede juzgarse por las noticias y por la imagen de Atenea Parthenos encontrada hace pocos años en Atenas. Algunas veces Atenea aparece con la victoria en la mano derecha. En cuanto a las composiciones míticas en que Atenea aparece figurada, hay que mencionar los frontones del Partenón; en el oriental estaba el nacimiento de la diosa, y en el occidental su disputa con Poseidón. Nuestro Museo Arqueológico Nacional posee un brocal de pozo griego que ofrece representado en relieve el nacimiento de Atenea, cuya composición, según el Dr. Schnider, es un documento de suma importancia para reconstruir el frontón oriental del Partenón.

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 2, págs. 913-914 – editado: 10-11-2007)                                   ATENEA (mitología griega)
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