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Torre de Babel Ediciones

ANAXIMANDRO, filósofo griego -biografía- Diccionario Enciclopédico H-A

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

ANAXIMANDRO, filósofo griego presocrático (biografía)

ANAXIMANDRO

Biografías. Filósofo griego originario o natural de Mileto. Según Apolodoro, tenía setenta y cuatro años en el segundo de la Olimpiada 58 y murió poco después, lo que fija su nacimiento el año 610 a. de J. C. y su muerte poco después de 547. Contemporáneo de Tales, aunque más joven que él, ambos pertenecen a la escuela denominada jónica, que busca el principio de todas las cosas en una explicación naturalista. Se atribuyen a Anaximandro varios hechos de importancia e influencia en la vida pública, entre ellos el de la fundación de una colonia. Se afirma (Strabón) que fue el primero que trazó un mapa y que divulgó entre los griegos el uso del cuadrante solar, consagrándose después a estudios astronómicos. Posible es que los descubrimientos atribuidos a Anaximandro fueran sólo ensayos o tentativas incompletas, que perfeccionaron después los jónicos. No acepta la cosmogonía de Tales, y como es sabido, proclamaba principio de todas las cosas el agua. Para Anaximandro este principio es lo infinito (το άπειρον), idea negativa que no ha precisado en su significación y alcance y que usa a veces como lo absoluto o el todo (quizá en el sentido panteísta con que luego lo interpreta la filosofía alemana) y en ocasiones como lo indefinido o indeterminado. Teofrasto y Aristóteles suponen (V. RITTER, École de Philosophes ioniens, t. I de su Histoire de la Philosophie ancienne) que Anaximandro entendía por infinito la mezcla de diferentes especies de partes constitutivas de que las cosas particulares han debido formarse por medio de la separación, idea semejante a la del caos primitivo. Según Anaximandro, el infinito crea eternamente y de su movimiento eterno deriva la creación de las cosas particulares. La unidad concebida por Anaximandro contiene la multiplicidad de elementos de que se componen las cosas, cuyas cualidades sensibles aparecen por la separación de los contrarios mediante el movimiento eterno. En la descomposición de lo infinito los elementos homogéneos tienden a unirse unos con otros, sin que cambie su cualidad y apareciendo ésta de un modo distinto en lo sensible, según combinaciones cuantitativas.

La doctrina de Anaximandro es un mecanismo que no admite principio dinámico y que sólo reconoce poder de diferenciación en las múltiples y distintas combinaciones de la cantidad, ante las cuales permanece inalterable la cualidad. Distinguiendo Anaximandro el centro de la circunferencia, hace surgir de esta oposición entre lo interno y lo externo la formación del mundo y de todas las cosas particulares, y para ello concibe que se desvíen gradualmente lo frío y lo caliente, y que en la tierra separe el continente del agua y de ambos la atmósfera, teoría que en cierto modo sirve de base a los sistemas ígneos después ideados para explicar el origen y formación de la tierra. Producción mecánica en determinación matemática y según oposiciones cuantitativas que precisan relaciones de magnitud: tales son los elementos hipotéticos de la explicación del mundo concebida por Anaximandro. La forma dogmática de su exposición priva de todo carácter científico a la doctrina, y hace que ésta sea impotente para explicar por simples oposiciones cuantitativas la diferenciación cualitativa patente en todos los seres vivos. Aparte el interés histórico que la doctrina de Anaximandro tiene como precedente para la evolución de la teoría mecánica, difícil y aún superfluo es aplicar la crítica a ninguna de sus afirmaciones, destituidas de todo fundamento ante la experiencia e insostenibles ante la razón, que no concibe cómo y porqué el principio lógico u ontológico de la oposición ha de referirse sólo a la cantidad sin aplicarse jamás a la cualidad. Indiferente frente a ella lo infinito, vale pensar, sin embargo, que algún principio de oposición cualitativa concibe Anaximandro en aquella su primera y radical distinción de los elementos homogéneos respecto a los contrarios como impulso o tendencia, del cual emerge la diferenciación de los objetos individuales, que impide la subsistencia del estado indiferente y caótico en que primitivamente se hallara lo infinito (descomposición y recomposición constantes). Aunque inspirado en la misma doctrina, Anaxágoras atribuye al principio ordenador del caos, a la inteligencia (νοϋσ) cualidades determinadas, que en parte explican la posibilidad de la diferenciación de unos a otros objetos particulares. En la doctrina de Anaximandro existe también un principio de evolución que es inexplicable dada su concepción mecánica y estática y su idea de que la cualidad es y queda permanentemente inalterable. Dotado el infinito de un movimiento eterno, se efectúa la separación de los contrarios a un lado y de los elementos homogéneos a otro, produciéndose así por resultados gradualmente obtenidos (es decir evolutivamente) la formación de las cosas particulares, formación que no es instantánea, sino sucesiva.

Nuevo carácter que ofrece a la crítica esta teoría mecánica, que se ha de presentar siempre en doctrinas de igual índole, pues encontrándose el mecanismo con la insoluble dificultad de explicar la diferenciación cualitativa de los seres, aplaza indefinidamente semejante dificultad y de modo incoherente refiere su solución a la influencia lenta y gradual de un tiempo indeterminado en sus dimensiones (con un pasado extensísimo y con un porvenir igual).

Escasos los datos positivos que se tienen de la doctrina de Anaximandro, se puede consultar Eusebio, Teofrasto, Aristóteles, Cicerón, y en lo moderno una Memoria publicada en la Real Academia de Berlín, de Schleiermacher, y un estudio concienzudo de Anaximandro por Gustavo Teichmüller en su Historia de los conceptos (Studien sur Geschichte der Begriffe, Berlín, 1874), del cual da detallada cuenta Tannery en la Revue Philosophique, t. XIII. Por su concisión, vale transcribir en este punto lo que dice Diógenes Laercio de Anaximandro, pues aunque los datos con los cuales compone su historia sean a veces puestos en tela de juicio, son quizá los más completos que poseernos de éste y de algunos otros filósofos (V. Los Diez Libros de Diógenes Laercio sobre las vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, traducidos de la lengua griega e ilustrados con algunas notas por D. Josef Ortiz y Sanz, Madrid 1792. Ejemplar precioso que posee el ilustrado editor D. Luis Navarro y que piensa publicar en la Biblioteca Clásica que edita, contribuyendo eficazmente a la cultura patria). «Anaximandro, dice Diógenes Laercio, hijo de Praxiades, fue milesio. Dijo que el Infinito es el Principio y Elemento, sin definir el aire, el agua, ni otra cosa. Que sus partes son mudables, pero el todo inmutable. Que la tierra está en medio del universo como centro y es esférica. Que la luna luce con luz ajena, pues la recibe del sol, etc… Fue el primero que halló el gnomon, y lo colocó en Lacedemonia para indagar la sombra como dice Favorino en su Historia varia. Halló también los regresos del sol (trópicos o solsticios), notó los equinoccios, y construyó horóscopos. Expuso sus opiniones sumariamente y en compendio, cuyos escritos vio Apolodoro Ateniense».

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano                                                            ANAXIMANDRO, filósofo griego presocrático (biografía)
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