Realidad
Totalidad de
hechos posibles y expresables mediante el conjunto de proposiciones con
sentido, tanto las verdaderas como las falsas.
La descripción
de “lo que hay” es compleja en la filosofía de Wittgenstein. Para
entender su propuesta es preciso separar “lo que hay” en dos regiones:
el conjunto de cosas de las que se puede hablar y el conjunto de “cosas”
de las que no se puede hablar:
1) Conjunto de “cosas” de las que no se puede hablar:
-
la
estructura lógica del mundo: de ella no
se puede hablar pero se muestra en el lenguaje; da lugar a proposiciones
no significativas (sinnlos), que no sinsentidos (unsinnig);
-
parte de los objetos tradicionales de la metafísica:
el sujeto o yo metafísico, los valores morales y estéticos y lo místico,
Dios. Si intentamos expresar estos objetos mediante el lenguaje
obtenemos proposiciones sinsentido (unsinnig). Wittgenstein nos dice que
el lenguaje y el pensamiento no es el medio adecuado para acceder a
ellas, pero no explica cómo se nos hacen presentes; en algunos textos
parece sugerir que mediante una experiencia directa no verbal, al modo
en que captamos la “verdad” o el “mensaje” estético en las obras de
arte. La interpretación neopositivista de la filosofía de Wittgenstein,
particularmente del “Tractatus”, tiende a prescindir de este extraño
punto de vista.
2)
Conjunto de cosas de las que se puede hablar:
su límite coincide con el límite del lenguaje;
-
la
Realidad (Wirklichkeit): es el ámbito de
lo que se puede hablar, el conjunto de hechos posibles a los que
corresponden el conjunto de proposiciones con sentido; está formada por
el conjunto de cosas existentes más el conjunto de cosas inexistentes
pero posibles;
-
el
Mundo
(Welt): es una parte de la
realidad; el conjunto de cosas existentes, la realidad actual; le
corresponde el conjunto de proposiciones elementales verdaderas.
Wittgenstein llama “mundo” al conjunto de hechos que acaecen;
-
los
hechos: son realidades complejas y a
ellos se refieren las proposiciones complejas; constan de hechos
atómicos;
-
los
estados de cosas o hechos atómicos: son
los acontecimientos que ya no pueden dividirse en otros más simples,
aunque en un cierto sentido se puede decir que poseen una estructura
pues constan de objetos y de relaciones entre ellos; se expresan
mediante las proposiciones atómicas;
-
los
objetos: son los componentes últimos de
la realidad, el lenguaje los expresa mediante los nombres.
En el “Tractatus”,
Wittgenstein no aclara con ejemplos qué debemos entender por hechos
complejos y mucho menos por hechos atómicos y por objetos. Él mismo
reconoce que es difícil encontrar ejemplos de hechos atómicos y de
objetos, y sus intérpretes no han llegado a un acuerdo. Para algunos,
los objetos son las sustancias últimas de la realidad, sustancias que no
se pueden identificar con los objetos de nuestro entorno (árboles,
personas, mesas, coches, ...) sino con entidades hipotéticas que hay que
postular como consecuencia de exigencias lógicas; para otros, los
objetos son los “datos sensibles” de los que hablaba Russell como las
manchas de color concretas que percibimos (este color azul concreto que
tengo delante, ..); otros autores, siguiendo anotaciones que
Wittgenstein hizo en 1915 en su “Diario Filosófico” y en las que
presenta como ejemplos de objetos libros, relojes, mesas, Sócrates, ...,
consideran que en realidad Wittgenstein no se está refiriendo a nada
misterioso: objeto es todo aquello a lo que se pueda referir un nombre.
Vamos a seguir esta interpretación: objeto es todo aquello de lo cual es
posible una percepción, son todas las cosas que encontramos en nuestra
experiencia. Fijémonos en el siguiente hecho: “Pedro, Marta y Juan
pasean por el jardín”; éste es un hecho complejo pues está formado por
los hechos más simples “Pedro pasea por el jardín”, “Marta pasea por el
jardín” y “Juan pasea por el jardín”, y este último hecho, aunque
simple en tanto que en él no se pueden encontrar más hechos, consta sin
embargo de una estructura (los objetos “Juan”, “jardín” y la relación
“pasear por”).
Wittgenstein
defiende además otras tesis ontológicas que es preciso destacar:
1. Los objetos que existen y
pueden existir y de los que se puede hablar son objetos empíricos,
objetos que se ofrecen a la percepción y que estudia la ciencia
empírica, la ciencia natural (ni Dios ni el yo del que habla la
filosofía o alma son objetos).
2. No todos y cada uno de los elementos de una
proposición tienen un referente en el mundo:
las constantes lógicas no tienen referente; tampoco existen en el mundo
hechos negativos que puedan corresponder a las proposiciones del tipo
“Sócrates no existe”, ni hechos universales que puedan corresponder a
proposiciones de la forma “todos los hombres son mortales”.
3. Los objetos tienen propiedades “internas”,
dice Wittgenstein; las propiedades internas son las propiedades que el
objeto debe tener necesariamente (a estas propiedades la tradición
filosófica les da el nombre de propiedades esenciales); si se trata de
un reloj, el estar en el espacio, tener un tamaño, un peso, color,...
4. Entre los objetos que
participan en un hecho se dan relaciones, y esas relaciones están
delimitadas por sus propiedades internas; las propiedades internas
determinan en qué posibles estados de cosas pueden estar presentes los
objetos: fijémonos en el estado de cosas al que da lugar la relación
“estar sentado en”: una persona puede estar sentada en una mesa, un mono
puede estar sentado en una silla, pero no es posible que un reloj esté
sentado en una silla, puede estar encima de una silla, pero no tiene
sentido decir que está sentado en una silla. Son estas relaciones
existentes entre las propiedades internas de los objetos lo que hace que
algunas proposiciones tengan sentido y otras no: tienen sentido aquellas
que describen estados lógicamente posibles, que describen estados que
pueden ser reales como consecuencia de la compatibilidad entre las
propiedades internas de los objetos. Son absurdas, carecen de sentido,
las proposiciones en las que predicamos de una cosa algo incompatible
con sus propiedades internas (como “el mar está triste”, o, con el
ejemplo anterior, tomado de la obra de Wittgenstein “Diario
Filosófico”, “el reloj está sentado sobre la mesa”).
5. Los objetos tienen una
naturaleza lógica, naturaleza determinada por las propiedades internas.
La forma lógica de un hecho atómico no establece la realidad de
dicho hecho, simplemente lo hace posible; traducido a la esfera del
lenguaje esto quiere decir que la forma lógica de una proposición (el
sentido presente en ella) no establece su verdad, establece la
posibilidad de su verdad: la proposición “el reloj está sobre la mesa”
es una proposición que tiene sentido, que no es absurda, y por eso puede
ser verdadera; para que de hecho sea verdadera es necesario, además, que
realmente el reloj esté sobre la mesa (que realmente se dé el hecho al
que se refiere la proposición).
6.
Entre los hechos no existe
vínculo lógico alguno, los hechos se superponen unos a otros; a un hecho
le sigue otro, junto a un hecho está presente otro, pero no podemos
decir que de un hecho se siga necesariamente otro, o que un hecho está
junto a otro necesariamente: el vínculo entre dos hechos es
contingente, es así pero puede ser de otro modo. Los hechos atómicos
son lógicamente independientes: de la existencia de un hecho no se puede
deducir lógicamente la existencia de otro (“Tractatus”, 2.062), o
expresado en el nivel de las proposiciones: las proposiciones
elementales son lógicamente independientes entre sí. Una consecuencia
de esta concepción es que la existencia concreta, real, no es
consecuencia de necesidad lógica alguna (lo cual para Wittgenstein
quiere decir que no es consecuencia de necesidad alguna). El hecho es
gratuito, contingente. Dado que el mundo es el conjunto de hechos
que acontecen y lo que acontece no ocurre como consecuencia de necesidad
lógica alguna, la conclusión de Wittgenstein es claramente empirista: la
gratuidad de la existencia y del mundo.
Ver “lo
místico” y “lo trascendental”.
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