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Escuela de Atenas
(detalle: Platón)
Rafael - 1509-1510 |
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Alma
Platón interpreta el alma
principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los
seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana,
como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y
la vida buena.
Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el
principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y
movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del
alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este
autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos
alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma ―al menos la parte
más excelente― nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino
inmortal.
Alma Racional
Parte superior del alma humana,
inmortal y divina. Gracias a ella alcanzamos el conocimiento y la vida
buena.
El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del
auriga. Es la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y
nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia.
Es un principio divino y dotado de inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el
cerebro).
Alma Irascible
Parte del alma humana en donde se
sitúan la voluntad y el valor.
El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del
caballo bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte
el auriga puede seguir a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la
contemplación de la Idea de Bien. En el alma irascible se encuentra la
voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no defiende con claridad ni su
mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho (el corazón).
Alma Concupiscible
Parte mortal del alma humana
responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.
En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con
la metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el
mundo sensible. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo
y en ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos o deseos
sensibles (deseos sexuales, apetitos por la comida, la fama, la
riqueza...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando
éste muere. La sitúa en el abdomen (hígado).
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EL ALMA, PARTES Y RELACIONES CON LA ÉTICA Y LA POLÍTICA |
TIPOS |
RELACIÓN CON |
PARTES DEL
CUERPO |
MITO
DEL CARRO ALADO |
LA VIRTUD
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EL TEMA DE LAS
CLASES SOCIALES |
alma racional
(inmortal) |
cerebro |
Auriga |
prudencia (fronesis)
|
Gobernantes |
alma irascible
(¿inmortal?) |
pecho |
caballo bueno, hermoso y dócil |
fortaleza (andreia)
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Guerreros |
alma concupiscible
(mortal) |
abdomen |
caballo malo, feo y desbocado
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templanza (sophrosine)
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Artesanos o trabajadores |
Ver también "alma" en
el
Diccionario filosófico de Voltaire y
alma y
apetito en el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano.
Platón - Esquema de su pensamiento
- Resumen de la filosofía platónica para la preparación de la PAU
(prueba de acceso a la universidad)
"- Como, según lo
dicho, el alma de cada uno, al igual que la ciudad, se divide en
tres partes, nuestra demostración, a mi entender, recibe una segunda
prueba.
- Tú dirás.
- Veamos: al ser tres esas partes, serán tres igualmente los
placeres que se corresponden con ellas. Del mismo modo los deseos y
los cargos.
- ¿Cómo dices? -preguntó.
- Hay una parte, decíamos, con la que el hombre conoce; otra, con la
que se encoleriza, y una tercera a la que, por su variedad, no fue
posible encontrar un nombre adecuado; esta última, en atención a lo
más importante y a lo más fuerte que había en ella, la denominamos
la parte concupiscible. Este nombre respondía a la violencia de sus
deseos, tanto al entregarse a la comida y a la bebida como a los
placeres eróticos y a todos los demás que de estos se siguen; y la
considerábamos amante de las riquezas, por satisfacerse con ella
esos deseos, de manera más especial.
- Esa es la denominación razonable -dijo.
- Si añadiésemos, además, que el placer más afín de esta facultad es
la ganancia, ¿no apoyaríamos nuestra idea en un principio
fundamental hasta el punto de aclarar para nosotros la referencia a
esa parte del alma?. ¿No crees que la llamaríamos con razón ansiosa
de riquezas y ganancias?.
- Sí, eso creo -dijo.
- Bien. Hablemos de la parte irascible; ¿no decimos que arrastra
siempre y enteramente a la dominación, a la victoria y al deseo de
gloria?.
- ¿Convendría, pues, que la llamásemos amiga de disputas y honores?.
- Sería lo mejor.
- En cuanto a la parte que conoce, resulta claro para todos que
tiende siempre y por completo a conocer la verdad, dondequiera que
se encuentre, y que nada le importa menos que las riquezas o la
reputación.
- Así es.
- A esta habrá que llamarla con toda justicia amante de la ciencia y
del saber.
- ¿Cómo no?.
- ¿Y no es verdad también -pregunté- que unas veces manda en el alma
de los hombres esa parte ya dicha, otras alguna de las dos
restantes, según convenga?.
- En efecto - dijo.
- De ahí que para nosotros los caracteres principales de hombres
sean tres: el filosófico, el ambicioso y el avaro.
- No cabe duda."
Platón,
República,
580, e
Ver “dualismo antropológico”. |
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Índice general del tema
Platón
Edición en papel:
Historia de la Filosofía. Volumen 1: Filosofía
Griega.
Javier Echegoyen Olleta. Editorial Edinumen. |
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