J. Vicente Viqueira – La Psicología Contemporánea Capítulo II – LA PSICOLOGÍA DE W. WUNDT
Capítulo II La psicología de W. Wundt (1832-1920) ) () () () () (
Precedentes de la psicología de W. Wundt – Herbart – H. Lotze – J. Müller – Helmholtz – El asociacionismo inglés – Los tiempos de reacción – Las investigaciones de Weber – La psicofísica de Fechner – Las concepciones evolutivas – La psicología de Wundt – La psicología como conciencia y sus ramas – Plan de lo que sigue – La psicología experimental o fisiológica – El objeto de la Psicología – Las cuestiones capitales de la psicología fisiológica – Los métodos de la psicología – Exposición de conjunto del contenido de la psicología fisiológica y cuestiones que encierra – Elementos psíquicos y sus diferencias – Enlaces de varios grados – Principios de estos enlaces – Atención y apercepción –Enlaces asociativos y aperceptivos – Los últimos problemas de la psicología – Conciencia; grados de conciencia y autoconciencia – Concepto del alma – La relación de lo psíquico y lo físico – Causalidad psíquica
El primero de estos principios, el de las resultantes, quiere decir que los elementos, al combinarse, dan lugar a nuevos contenidos, o sea que de los elementos resultan contenidos nuevos. Además de la forma en que este principio se presenta en las múltiples combinaciones psíquicas, tiene una particular en el dominio de la voluntad, a la que Wundt llama principio de la heterogonía de los fines. La heterogonía de los fines consiste en que lo que ha sido un efecto accesorio de un acto voluntario puede llegar a ser fin de otro acto de voluntad. La importancia de este principio trasciende del dominio de la psicología de los individuos, ya que es un principio de las creaciones de la cultura, en la que los efectos accesorios son descubrimientos a que después se aspira. (Como ejemplo puede servir el descubrimiento del fuego; éste fue hallado al serrar u horadar, mediante instrumentos de madera, útiles de madera; fue, por lo tanto, un efecto accesorio de una acción, al que después se aspiró.)
El segundo principio, o sea el de las relaciones, expresa el hecho de que las relaciones en que se hallan los elementos o componentes determina la manera de ser del todo resultante. Este principio da razón de la estructura de los complejos psíquicos, de la igualación y el contraste y de las medidas psíquicas. En los complejos se presenta una determinada importancia diferente en el todo de los componentes: hay elementos o componentes dominantes que conceden al todo el carácter general y unitario, y hay elementos que actúan sólo como modificantes de este carácter general. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en los sonidos complejos; la nota fundamental es el elemento dominante, las armónicas son los elementos modificantes. Cuando las diferencias entre los contenidos de la conciencia no son grandes, hay entre ellos aproximación o igualación. Cuando estas diferencias se aproximan a opuestos o diferencias máximas, hay contraste. El contraste es una ley general psíquica que vale tanto para las sensaciones y representaciones como para los sentimientos, y que en el desarrollo histórico de la humanidad se presenta en el contraste o contraposición de épocas. Como se dijo, el principio de las relaciones rige también las llamadas medidas psíquicas. Éstas son una comparación entre determinaciones psíquicas que, como por ejemplo, la intensidad de la sensación, son así magnitudes. Pero esta comparación no vale más que para el momento en que se hace, pues no puede fijarse en un número que exprese las relaciones que constituyen el contenido de la comparación. Es decir, no puede decirse si una sensación es dos o más veces mayor que otra. Esto se explica porque los contenidos de la conciencia son algo que fluye y no permanece, lo que hace que no poseamos una unidad susceptible de ser aplicada para medir las magnitudes psíquicas. El principio de las relaciones se llama, en este caso particular, principio de la relatividad psíquica, que, según Wundt, se diferencia del principio de relatividad física en que en el dominio de la física, si bien no hay un sistema absoluto de referencia para las medidas, un sistema relativo puede considerarse como absoluto, mientras que en el dominio de lo psíquico no hay sistema de referencia alguno (no hay patrón de medida) ni absoluto ni relativo.
Como se ve, los principios psíquicos son leyes generalísimas que indican cómo en grandes líneas se desarrolla, se entreteje y nace de este entretejerse la vida mental, pero que no permiten predecir en un momento dado lo que surgirá en la conciencia (8). Debemos volver, según dije antes, al concepto de la atención y la apercepción.
En la forma determinada por los principios se desarrolla la serie de combinaciones de sucesos psíquicos; pero como lo muestra en un caso concreto, nuestro pensar discursivo, sólo un corto número de contenidos pueden ocupar en cada momento nuestra atención (amplitud de la atención). Como antes se indicó, la atención no es más que el estado caracterizado por ciertos sentimientos en que un contenido es percibido favorablemente (con claridad) y delimitado de los otros (con distinción). Ahora bien; como es evidente, hay un paso de los contenidos oscuros a claros y distintos que se verifica constantemente. A este proceso de transición de oscuridad a claridad llama Wundt apercepción, y distingue una apercepción pasiva, en que el sujeto no se siente activo, en que no está presente el sentimiento de actividad, y una apercepción activa, en que éste está presente. Así, todos los enlaces que se verifican en la conciencia pueden ser de dos clases. Primeramente hallamos en ella los enlaces pasivos, y segundo, los activos; o sea aquéllos que se realizan mediante la apercepción pasiva, y aquéllos que surgen mediante la activa, o como Wundt dice: los enlaces asociativos o asociaciones y los enlaces aperceptivos. Por enlaces aperceptivos han de entenderse, pues, los enlaces verificados bajo el influjo determinante de la apercepción. Dicho de otro modo y partiendo de lo que ya sabemos, esto es, que atención y apercepción son procesos de voluntad internos, los enlaces asociativos pueden despertar un acto de voluntad; a saber, por ejemplo, la atención; los enlaces aperceptivos son el resultado de un acto de voluntad, a saber, de la apercepción. En los enlaces aperceptivos están incluidas las producciones de la fantasía o imaginación y las actividades del pensar. Una referencia a la psicología asociacionista nos hará comprender el sentido de la teoría de la apercepción de Wundt. Para el asociacionismo, todos los enlaces de la conciencia son asociaciones, pero en contra de ello se presenta nuestra experiencia de actividad, de dirección, de coherencia interna, en los enlaces de la fantasía y el pensar. La teoría de la apercepción de Wundt, al poner esta función en relación con la voluntad, intenta dar razón de los enlaces superiores, de su dirección y coherencia interna, y de nuestra experiencia de actividad en ellos.
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(8) La exposición de los principios está tomada de Sinnliche und Uebersinnliche Welt (véase Bibliografía).
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