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Torre de Babel Ediciones

De la imaginación o fantasía como facultades anímicas

 

PSICOLOGÍA ELEMENTAL

José Moreno Castelló

Índice general

J.  Moreno Castelló – Psicología Elemental            1ª parte – Psicología empírica – Cap. VI – De la imaginación o fantasía

Capítulo VI – De la imaginación o fantasía

En el número de las facultades sensitivas y orgánicas, cuentan, con razón, los autores, la que lleva el nombre de imaginación o fantasía. En rigor psicológico, no deben usarse indistintamente estos dos nombres, pues cada uno de ellos sirve para señalar una forma o modo particular de obrar de la facultad productora.

Cuando se limita a reproducir la imagen del objeto sensible, qué ya no está presente, le conviene el nombre de fantasía, porque, según la acepción etimológica, significa fijeza o permanencia de imágenes. Y cuando forma o compone una nueva imagen, juntando el todo o partes de otras representaciones sensibles, sin correspondencia con la realidad externa, cuádrale el de imaginación, que vale tanto como expresar que hace o forma imágenes.

Fundados en estos antecedentes, definiremos la imaginación o fantasía, diciendo que es la facultad sensitiva, por la cual nos representamos nuevamente los objetos sensibles, antes percibidos, o combinamos sus imágenes para formar una nueva representación, que no corresponde a objeto alguno real

Vamos a exponer algunas razones para acreditar que se trata de una facultad sensitiva, y como sensitiva, orgánica.

No es difícil observar que el objeto de esta facultad son las imágenes de las cosas sensibles, basadas en las representaciones correspondientes a todos los sentidos. Por este sólo hecho, vemos que la imaginación obra dentro de la esfera de la sensibilidad, y merece el calificativo de sensitiva

También la observación nos revela, por los fenómenos que los animales irracionales presentar claramente en el estado de sueño, que ellos están dotados de esta potencia; y como carecen de facultades superiores o espirituales, claro es que aquélla se deriva de la inferior naturaleza, o sea la animal, que con ellos nos es común; luego hay que referir, necesariamente, la imaginación a la categoría expresada.

No es posible formar representaciones de objetos que no hayan sido percibidos por mediación de los sentidos; así es que el ciego de nacimiento no las tiene de los colores, ni el sordo de los sonidos; y en todas las extrañas, caprichosas combinaciones, los elementos combinados son imágenes totales o parciales de objetos sensibles.

Por estas mismas razones debemos afirmar que la imaginación es una facultad orgánica; lo cual quiere decir que ha de servirse, para su ejercicio, de un instrumento corpóreo. Con, efecto, las observaciones de la ciencia enseñan que las alteraciones del cerebro producen alteración en las funciones de la imaginación, y las perturbaciones de la facultad guardan proporción con la importancia del daño que el órgano experimenta. La variedad de causas, tanto internas como externas que llegan a ocasionar dichas alteraciones cerebrales, pueden explicar de modo satisfactorio las muchas representaciones que forma la imaginación en el sueño, en la manía, en el delirio y en la locura.

Como todas las facultades, ésta tiene dos modos de obrar: el espontáneo y el voluntario.

Con suma facilidad nos representamos en el estado de vigilia los objetos que antes hemos percibido, y lo hacemos tanto mejor cuanto más profunda haya sido la impresión por ellos producida. En aquel estado, no es difícil distinguir las representaciones imaginarias de las sensaciones reales, porque la facultad obra obediente a las potencias superiores, que ordenan su ejercicio. En el sueño, por el contrario, se confunden unas y otras representaciones, ocasionadas, acaso, por causas internas y desconocidas que afectan al órgano, sin que la imaginación se vea detenida por el freno de la voluntad.

Cuando persiste la alteración cerebral, suele originarse la manía o la locura, porque el daño material traerá consigo, ya un desorden en las representaciones, ya la repetida imagen de unas mismas cosas.

Las funciones de la imaginación obedecerán a determinadas leyes, que bien pueden llamarse de fantasmas o representaciones. El repetido fenómeno de que éstas se presenten unidas o sucesivamente revela claramente un enlace entre ellas. Los principales vínculos son los de la semejanza, oposición, lugar y tiempo y el de los signos arbitrarios. Los tres primeros son naturales; el último es debido a la influencia de nuestra voluntad.

La imaginación desempeña importante papel en la producción de las obras de arte; pero no es tanto su poder que él sólo baste para la concepción artística. No negaremos, ciertamente, a esta facultad el mérito que le es propio al formar las representaciones, ora simples, ora combinadas, que son como el original que el artista ve dentro de sí y que luego expresa, valiéndose del pincel, del sonido, del cincel o la palabra. Se necesita, además, que el artista esté dotado de una intuición poderosa para el arte, que le dé acierto para comparar, elegir y combinar los elementos de su obra.

Por último, vamos a considerar a la imaginación o fantasía en el desempeño de otra misión interesantísima. La actividad del alma empieza a manifestarse por las facultades orgánicas; porque étas son las más relacionadas con el mundo físico, cuyos objetos excitan la acción de dichas facultades por mediación de sus respectivos órganos. La más cercana, por decirle así, a las facultades superiores, de todas las sensitivas, es la imaginación, y ella, con efecto, trabaja de continuo, siendo un poderoso estímulo para el ejercicio de la inteligencia, ofreciéndole formas sensibles para todos sus conceptos.

Por otra parte, sus propias representaciones son materia abundante, que deposita en manos del entendimiento, para que éste la purifique y descubra en ella lo oculto e inmaterial que guardan, y que esta fuera del alcance de las potencias orgánicas, viniendo a ser, bajo tal punto de vista, como dice un ilustre filósofo, el origen próximo de nuestros conocimientos intelectuales y por consiguiente de la ciencia humana. (1)

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(1) Z. Gonzalez – Fil. Elem. T. I. p. 252.

J.  Moreno Castelló – Psicología Elemental               1ª parte – Psicología empírica – Cap. VI – De la imaginación o fantasía
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