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ADÁN y EVA -pintura- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

ADÁN Y EVA, cuadros de Durero y Tiziano (pintura)

ADÁN Y EVA

ADAM Y EVA: Pintura

Los episodios de la vida de nuestros primeros padres han sido en todo tiempo asunto predilecto, para los artistas, por las numerosas aplicaciones morales que de ellos ha hecho la Iglesia; y así desde las primeras épocas del cristianismo, todas las escuelas se han esmerado en su representación, pudiendo formarse una cadena no interrumpida de obras plásticas-gráficas. El abate Martigny, en su Dictionnaire des antiquités chrétiennes, afirma que las primeras manifestaciones iconográficas de los episodios mencionados nos las ofrecen una pintura mural de las catacumbas, los bajos relieves del sarcófago de Junio Basso y varias lámparas sepulcrales. Preséntanse luego en los códices y tablas de la Edad Media en tal abundancia, que basta recorrer las obras de Bossio, Aringhi, Bottari, Buonarroti, Perret y Dridon para hallar variados ejemplos. Desde el siglo XII la historia de Adam y Eva ocupa preferente lugar en la imaginería de todas las catedrales de Europa, de lo que tenemos buen ejemplo en la de Toledo. Al extenderse el Renacimiento, como quiera que los artistas buscaban ocasión de aliar las desnudeces paganas con la iconografía cristiana, acogieron con entusiasmo el pretexto de hacer academias bautizadas con los nombres de Adam y Eva. Haremos notar, como dato curioso que confirma lo anterior, que la perfección técnica de las composiciones de esta época se hallan en razón inversa de la religiosidad de su autor, y así, por ejemplo, la figura de la primera mujer es lo más flojo que como dibujo se encuentra en las admirables tablas de Juan de Juanes existentes en la Iglesia parroquial de Valencia; en cambio ¡que perfección ofrecen estas mismas escenas en las Logias de Rafael en el Vaticano y en el techo de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina! En los Museos de Europa y en colecciones particulares existen varios cuadros sobre el asunto referido, originales de Van Eyck, Van der Weyden, Bosco, Brueghel, Nondekoeter, Bassano, Guido Reni, Dominiquino, Mengs, y otros de menor importancia.

Adam y Eva: Cuadro de Alberto Durero

(Museo del Prado de Madrid; números 1314 y 1315, figuras de tamaño natural y cuerpo entero.) El primero representa a Adam de frente al espectador teniendo en la mano izquierda una rama de manzano. En el segundo aparece Eva apoyada en el árbol de la ciencia del bien y del mal, tomando al propio tiempo la fruta que le ofrece la serpiente. Ambas tablas están firmadas y según un cartelillo que pende del árbol que figura en la segunda, fueron pintadas en 1507. De ejecución algún tanto dura, dibujo correcto y color agradable, estas pinturas demuestran una falta completa de idealismo; Adam y Eva no son más que unos modelos exactamente copiados por el célebre maestro alemán.

Proceden estos cuadros, que debieron ser parte de un tríptico, de la colección de Felipe IV, habiendo estado colocados en el Alcázar y Palacio de Madrid, en la alcoba baja del Jardín de Los embajadores

Adam y Eva: Cuadro original de Tiziano

(Museo del Prado, número 456, figuras de cuerpo entero y tamaño mayor que el natural.) Muéstrase en esta célebre composición a nuestros primeros padres en el momento en que Eva recibe de un genio semihumano y semi-reptil la fruta prohibida, con gran admiración de Adam que intenta detenerla. Un paisaje deleitoso sirve de fondo al cuadro, que contiene además una zorra acostada a los pies de la infractora de las órdenes divinas. Este lienzo en el que el gran pintor veneciano mostró todo su genio, dícese que gustó tanto al príncipe de Gales, Carlos Estuardo, que mandó hacer una copia a Rubens, a la sazón en España, la cual figura en el mismo Museo, bajo el número 1613. De la comparación de ambas obras resulta que si Tiziano al pintar el cuerpo de la madre del género humano hizo una obra inimitable, en cambio Rubens mejoró el colorido y el claro oscuro del de Adam enriqueciéndole con aquellas tintas calientes y luminosas que hacen palpitar las figuras de sus cuadros.

Según los datos del Sr. Madrazo en su Catálogo descriptivo del Museo del Prado, el cuadro de Tiziano perteneció a la colección de Felipe II; figuró luego en la sacristía de la capilla del alcázar de Madrid; después en el Palacio Nuevo, y últimamente en 1686 estaba en las Bóvedas del Tiziano, que eran parte de las magníficas habitaciones de verano hechas en tiempo de Felipe IV.

Adán (mitología)

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 1, pág. 415 – editado: 22-9-2007)  ADÁN Y EVA  cuadros de Durero y Tiziano (pintura)
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