Apatía
Estado del espíritu propuesto por los estoicos consistente en la indiferencia emocional ante los avatares de nuestra existencia. Ausencia de pasiones.
Apetito
Tendencia o inclinación hacia un fin. Santo Tomás distingue los apetitos naturales y los apetitos elícitos, basados en el conocimiento del fin al que tiende el apetito.
Apetito superior
En la tradición aristotélico-tomista sinónimo de voluntad.
Apetito inferior
Para la tradición aristotélico-tomista, el apetito irascible y concupiscible.
Apetito irascible
En la tradición aristotélico-tomista, es el apetito inferior responsable de la pasión hacia los bienes difíciles de conseguir o audacia y de la pasión hacia los males difíciles de evitar o temor. Santo Tomás llamaba «fortaleza» a la virtud que modera este apetito.
Apetito concupiscible
Llama así Santo Tomás al apetito que nos lleva a buscar los bienes sensibles y a huir de los males sensibles, y nos puede arrastrar hacia bienes sensibles contrarios al bien de lar razón. Apetito moderado por la virtud de la templanza.
Apetitos elícitos
Santo Tomás utiliza este título para referirse a los apetitos que se basan en el conocimiento del fin al que tiende el sujeto, y pueden ser el apetito sensitivo, que descansa en la percepción y se da en los animales y el hombre, o el apetito intelectual, que descansa en el intelecto y es exclusivo del hombre.
Apetitos naturales
Para la tradición aristotélico-tomista, inclinaciones que se encuentran en todo ser hacia la adquisición de la forma o perfección que les es propia.
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