DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910) |
APOLONIO DÍSCOLO, gramático griego (biografía)APOLONIO DÍSCOLOBiografías. Célebre gramático griego que floreció en la primera mitad del siglo II de la era cristiana. Era natural de Alejandría, donde se cree pasó la vida en la pobreza, pudiendo utilizar no obstante los ricos tesoros de erudición acumulados en aquella Biblioteca. Se cita de él una obra sobre las Mentiras de la Historia, cuya pérdida es tanto más sensible cuanto que su título indica uno de esos trabajos de pura crítica tan raros en la antigüedad y que tan pocas huellas han dejado en lo que de los antiguos analistas nos queda. Desgraciadamente, no es de tan relevante mérito la pequeña colección de Narraciones maravillosas que poseemos con el nombre de Apolonio y que ha sido reimpresa diferentes veces. Sin embargo, a lo que el personaje de esta biografía debe principalmente su fama es a sus libros de gramática, en los cuales abraza verdaderamente la enciclopedia de esta ciencia, al menos tal como se comprendía en su tiempo, esto es, sin hacer entrar en ella el estudio comparativo de las lenguas. En efecto, aunque se hubiese ya pensado en buscar las fuentes de los idiomas en la interpretación de los jeroglíficos y en las lenguas de remota antigüedad, sólo en el griego estudia la naturaleza de las frases del discurso y sus relaciones entre sí, demostrando que le son desconocidos el lenguaje de la antigua India y el del Egipto. Pero aparte de esta sensible laguna, difícil es imaginarse una ciencia más completa que la suya, sobre todo en lo que toca a la filosofía del lenguaje y a la constitución e historia de la lengua griega y sus dialectos. He aquí, en el orden más lógicamente metódico, los títulos de sus tratados: I. Elementos del discurso, esto es, exposición de los sonidos elementales y de las letras que los representan en la escritura. II. Distinción y división de las partes del discurso. III. Del nombre; del verbo; del participio; del artículo; del pronombre; de la preposición; del adverbio y de la conjunción, esto es, de las ocho partes de la oración, reconocidas y consagradas desde los tiempos de Aristarco, división que con escasísimas modificaciones pasó de las escuelas griegas a las romanas, y de éstas a la enseñanza clásica de todo el Occidente. IV. De la sintaxis, en cuatro libros. V. Formación de las palabras compuestas. VI. De las afecciones, esto es, de las figuras gramaticales que afectan a la forma de las palabras. VII. De las figuras, entendiéndose en esta clasificación las que atañen a la sintaxis y a la construcción. VIII. De la ortografía, que comprende cinco libros que tratan respectivamente: del uso de las letras; de los acentos; de la cantidad; de la aspiración y de la puntuación. IX. De los cuatro dialectos, dórico, jónico, eólico y ático; y X. Sobre la obra de Dídimo, titulada Semejanza Además de estos tratados, se encuentra en los gramáticos de la Edad Media el rastro de una obra en que Apolonio finge discutir sobre diversos puntos de gramática con su hijo Herodiano, que fue también gramático ilustre. De todos estos escritos, frecuentemente citados y compilados por los sucesores de Apolonio, sólo han llegado a nosotros cuatro tratados que, aunque con grandes lagunas y alteraciones, permiten no obstante formar completo juicio de las teorías de su autor y de la riqueza de su erudición. Éstos son: el del Pronombre; los de la Conjunción y el Adverbio, y los cuatro libros de la Sintaxis Los escoliastas de Dionisio el Tracio y el gramático latino Prisciano suministran además noticias utilísimas para reconstruir y apreciar las doctrinas del maestro, al cual se refieren con una veneración religiosa. Estas doctrinas merecen con efecto, bajo muchos puntos de vista, la admiración que ellos sintieron. Considerar la gramática como un conjunto de leyes atestiguadas por la pluralidad de los ejemplos; buscar éstos entre los prosistas, que son los que manejan el lenguaje con más libertad y con menos licencias; clasificar las partes de la oración fundándose en el valor representado por las voces; definir las palabras, analizarlas, explicar su etimología y sus transformaciones, y llegar por medio de la sintaxis y de la ortografía desde los elementos más rudimentarios de la palabra hasta los más delicados procedimientos del discurso: tal es, para caracterizarle brevemente por sus más salientes rasgos, el método del gramático-filósofo. Para que este método fuera perfecto no le falta más que una cosa: no haber dejado fuera de sus teorías todo lo que tiende en el lenguaje a la belleza oratoria y poética. Pero Apolonio, digno heredero de Aristóteles, se mostraba demasiado desdeñoso hacia las galas del estilo, y tal desdén constituye su capital defecto. Su lenguaje, con frecuencia oscuro, erizado de neologismos y de expresiones técnicas, desluce muchas veces sus análisis de una sutileza y de una precisión maravillosas para los tiempos en que escribía. Otro defecto tenía aún. La rigidez de su razonamiento le lleve a una rudeza que le llega a hacer, más que injusto, descortés para sus contemporáneos, que no anduvieron descaminados al aplicarle el sobrenombre del Díscolo. Sin embargo, con estos lunares y todo, admira la maravillosa intuición de su talento tan original, que con el solo estudio de la lengua griega descubre y demuestra principios que hoy se aplican a idiomas nacidos diez siglos más tarde. |
Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 2, págs. 416-417 – editado: 13-10-2007) APOLONIO DÍSCOLO, gramático (biografía) |