AQUILES TACIO, astrónomo y poeta griego (biografía)
AQUILES TACIO
Biografías Griego insigne, astrónomo y poeta, bien bien algunos críticos modernos suponen que son dos personas distintas el poeta y el astrónomo, y que vivieron con dos siglos de diferencia, el astrónomo al concluir el siglo tercero y el poeta al mediar el siglo quinto. Sin embargo Suidas y Vossio hablan de Tatius o Statius como de un solo y único personaje. Basta lo indicado para que se comprenda cuán incompletas y cuán escasas deben de ser las noticias que han llegado hasta nosotros de un personaje del cual no ha podido esclarecerse por completo si es uno o son dos y si vivió en 290 o vivió en 454. Lo que con más visos de probabilidad puede suponerse es que nació en Alejandría en la segunda mitad del siglo tercero. Que convertido al cristianismo, pasó de catecúmeno a catequista en muy poco tiempo y llegó muy pronto a la dignidad de obispo. Sus biógrafos, y muy especialmente Suidas, le atribuyen la paternidad de una obra muy curiosa y muy variada cuyo es: Ιστορια συμμιχτοσ (Historia de los semidioses), en la cual refiere, en muy galana y muy poética forma, las hazañas mas memorables de los héroes y de los grandes hombres. De esta obra nada ha llegado hasta nuestros días y aun es maravilla que el título se haya conservado. Pero en la Biblioteca Nacional francesa existen, o existían hace muy pocos años, trozos muy extensos de una disertación referentes a cuestiones astronómicas y cuyo título era: Introducción a Los FENÓMENOS de Arato (Ξισαγωγη εισ τα Λςατον Φαιν μεναι, disertación ante todo curiosa para la historia de la astronomía, que presenta el estado de la ciencia en aquella época y que fue incluida por Petau en su libro Uranologium. Otra obra de Tacio, titulada: (Τα χατα Λευχχεπην χαι Σλειτοφωντα) es una especie de novela en ocho tomos en los cuales refiere el autor los amores de Clitofón y de Leucipa. Esta obra, si bien de escaso valor científico, no carece de interés literario al decir de los críticos, ya relativamente al asunto, ya con respecto a su desarrollo. Dicen los que han leído la obra que hay en ella trozos en que se adivina y reconoce la mano de un maestro. El estilo es florido y rico el lenguaje, siendo lástima que la superabundancia de aliños recuerden con demasiada frecuencia al retórico. También se ha censurado a Tacio la obscenidad de algunos pasajes de esta relación; pero sus partidarios, como los defensores del moderno naturalismo, alegan que el autor se proponía enseñar la templanza y la moderación en los deseos, y presentar un cuadro exacto de los castigos reservados a las pasiones insensatas, y una idea justa de las recompensas que aguardaban al pudor y a las virtudes. Que es precisamente lo que algunos siglos después se propuso el autor de Calixto y Mælibea |