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ARIADNA -mitología- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

ARIADNA, diosa griega, hija de Minos y Pasifae (mitología griega)

ARIADNA

Mitología. Divinidad de la mitología griega, hija de Minos y de Pasifae, o de Creta. Existen dos mitos distintos de Ariadna que se confundieron ya en la antigüedad, el uno de origen cretense referente a los amores de Ariadna con Baco, y otro ateniense referente a los amores con Teseo; por el sentido del relato, el último parece anterior. Teseo fue a Creta con algunos jóvenes atenienses que debía entregar como presa al Minotauro, monstruo que se alimentaba de carne humana, y que vivía en el laberinto donde quien penetraba no podía salir. Minos era a la sazón rey del país; su hija Ariadna se enamoró de Teseo y poniendo en sus manos el hilo que debía guiarle en el laberinto, dióle de medio de matar al monstruo. Al embarcarse vencedor Teseo, con rumbo a Atenas, robó a Ariadna, llevándola consigo hasta la isla de Naxos, en cuyas riberas la abandonó. A partir de este episodio hay diversas tradiciones: según Homero, Ariadna en la isla de Naxos pereció a manos de Diana, por instigaciones de Baco; según otras versiones se dio ella misma muerte al verse abandonada, o por el contrario se casó con el gran sacerdote de Baco. En cuanto a su abandono por Teseo, también corrían distintas versiones, pues los atenienses interesados en defender a su héroe nacional del dictado de ingrato para con Ariadna, decían que una tormenta le obligó a separarse de la isla, y también que hubo de obedecer a la voluntad de Minerva o de Mercurio, o bien a las amenazas de Baco que se le apareció en sueños. Según otra tradición en que Teseo sale más perjudicado, la causa del abandono de Ariadna fue que el héroe se rindió a los encantos deslumbradores de Ægla. Todo este mito le explica Decharme considerando a Ariadna como diosa del rayo y a Teseo en el Laberinto como imagen del sol, que penetra en la sombría caverna de la nube o del invierno tempestuoso, guiado por la virgen del fuego celeste; y cuando sale triunfante y continúa el camino, deja tras de sí a su amante, cuya afortunada rival es Ægla, la aurora brillante. Ariadna tuvo de Teseo dos hijos, Anomión y Stafilos.

El abandono de Ariadna, a pesar de haber inspirado a Cátulo tan hermosos versos, no fue muy largo, pues estando ella dormida, acertó a verla Baco y, prendado de su belleza, descendió a la ribera, la contempló inmóvil lleno de placer y de admiración, y robándola la tomó por esposa y la condujo de noche a la cumbre del monte Drios, donde ella y él se transfiguraron, desapareciendo de la vista de los mortales. Ariadna recibió de Júpiter la inmortalidad, y de Baco, el día de sus bodas, una magnífica corona de oro con piedras de la India, hecha por Vulcano, cuya corona fue luego colocada entre las estrellas.

No deja de existir alguna analogía entre las dos tradiciones relativas a Ariadna, aunque sean diversas y confusas. Decharme lo explica diciendo que la amante de Teseo, que llena de duelo y desesperación se adormece y muere en la tierra para resucitar en el cielo, es decir, despertar gozosa y llena de vida para entregarse con delirio al amor de Baco, no es más que una imagen de la naturaleza primaveral, que con los rigores del invierno se adormece perdiendo vitalidad, y al llegar la estación florida toma expansión y vigor para manifestarse lozana. El culto que se rendía a cada una de las dos Ariadnas era desemejante, pues mientras a la Ariadna cretense se le rendían sacrificios mezclados de duelo y de tristeza, a la esposa de Baco se la honraba con juegos y regocijos. Como indica M. Rouchaud, parece probable que bajo el nombre de Ariadna se perpetuara el culto de una antigua diosa de la naturaleza, de origen asiático, semejante a Venus, tal vez una divinidad lunar, cuyo nombre se halla en Creta, punto donde se estableció la familia solar de Minos, y en Naxos, donde era objeto de un culto acompañado de ritos extraños y simbólicos.

En Delos se conservaba religiosamente una danza cuyos pasos cadenciosos parecían recordar las mil vueltas del Laberinto, danza que se tenía como institución de Teseo, cuando el héroe llevó a dicha localidad una estatua de Venus como presente de Ariadna. En Chipre pretendían poseer su tumba en un bosque sagrado que se apellidaba con el nombre de Ariadna-Afrodita, corriendo la leyenda de que Teseo desembarcó en aquellas playas cuando Ariadna estaba en cinta y como él tuviera que marcharse arrojado por la tempestad, la joven fue recogida por las mujeres de la isla, muriendo en el parto; volvió Teseo y lleno de dolor la erigió dos estatuas, una de plata y otra de bronce, instituyendo en honor de ella un sacrificio. En recuerdo de este hecho celebrábase una ceremonia consistente en que un muchacho acostado en un lecho imitara los gritos y los movimientos de una mujer de parto. En la fiesta de las oscoforias que se celebraba en Atenas, donde según tradición fue instituida por Teseo a su vuelta de Creta, Ariadna se reunía con Baco. En el templo de este dios que existía en Argos se guardaba la urna en que estaban depositadas las cenizas de Ariadna, y allí cerca, en otro templo, había otra urna con las cenizas de Afrodita-Urania. Por último en Italia, Ariadna se confundió con Libera

Los diferentes episodios de esta leyenda fueron muy repetidos por los artistas de la antigüedad, habiendo inspirado obras famosas por su mérito, algunas de las cuales se han perdido por desgracia; se tiene noticia de que Ariadna figuraba entre los asuntos decorativos del célebre cofre de Cypselos, apareciendo ella coronada, y Teseo pulsando la lira; en un antiguo templo de Baco en Atenas aparecían en una serie de pinturas Ariadna dormida, la fuga de Teseo y el momento de aproximarse Baco; en el Teseo de Delfos, Policnoto la había representado sentada sobre una roca, próxima a darse la muerte. Entre los monumentos que han llegado hasta nosotros, los asuntos favoritos son sus amores con Teseo y su intervención en la muerte del Minotauro; su llegada a la isla de Naxos y la danza de los jóvenes atenienses libertados por Teseo. El abandono y desesperación de Ariadna fue cantado por los poetas latinos y representado frecuentemente en las pinturas de Pompeya y de Herculano. Ariadna llorando su abandono es un tipo que aparece muy repetido en la estatuaria, debiendo ser estas obras imitaciones de alguna muy célebre.

Pero la serie más abundante de monumentos es la que representa los amores de Baco y Ariadna, y muchas veces las bodas de ambos acompañados del cortejo báquico. En vasos pintados, piedras grabadas, medallas, pinturas y obras escultóricas se encuentra esa suerte de representaciones. También hay estatuas aisladas como la famosa Ariadna dormida que se conserva en el Vaticano. Se ha convenido en interpretar la figura alada que suele aparecer junto a la Ariadna dormida como una imagen de la noche o del sueño. Por error dicen algunos autores que Ariadna aparece unida a otras divinidades. Por último, en algún hermes aparece el busto de Ariadna adosado al de Dionisio o Baco.

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 2, pág. 594 – editado: 4-10-2007)                    ARIADNA, diosa griega (mitología griega)