Torre de Babel Ediciones

Ideas psicológicas de Henri Bergson – 2

CAPÍTULO VI
Ideas psicológicas de Henri Bergson

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Bergson y la psicología introspectiva francesa – La significación de Bergson – Plan – La intuición – La conciencia – Análisis de los datos inmediatos de la conciencia – La conciencia no es cantidad – La conciencia, multiplicidad cualitativa – La duración pura – Causalidad y conciencia – Resumen – Alma y cuerpo (materia y memoria) – El cerebro, causa del pensar – Crítica del paralelismo – El cerebro, órgano de acción – Inmortalidad personal y parapsicología – La conciencia y la vida – La personalidad – Influjo de Bergson – Bibliografía

  
Veamos el concepto de la conciencia en Bergson (7). Este pensador nos dice tan sólo lo que la conciencia hace, pero no en qué consiste la conciencia. Espíritu no coincide con conciencia, pero «quien dice espíritu, dice, ante todo, conciencia. (8). La conciencia es eminentemente memoria, pues ésta es precisa para la anticipación del porvenir mediante la imagen y para la elección de reacciones, de las cuales el órgano es el cerebro. «La conciencia retiene el pasado y anticipa el porvenir… porque está llamada a efectuar una elección: para elegir es preciso pensar lo que se podrá hacer y recordar las consecuencias ventajosas y nocivas de lo que se ha hecho ya; es preciso prever y recordar». (9). La conciencia es, así, caracterizada por su función vital, pues ya indica Bergson que no es preciso definir «una cosa tan concreta, tan constantemente presente a la experiencia de todos nosotros» (10). Si la conciencia desempeña una función vital, debe acompañar siempre a la vida y revelarse en ella cuando la vida lo exija. Efectivamente: es esto lo que opina Bergson: puesto que no hay un ser vivo privado en absoluto de la capacidad de movimiento espontáneo, no hay ser vivo privado totalmente de conciencia. «Creo que todos los seres vivos, plantas y animales, la poseen en derecho, pero muchos de ellos renuncian a ella de hecho; a saber: muchos animales, ante todo los que viven como parásitos de otros organismos y que no tienen necesidad de cambiar de lugar para buscar su alimento, y además la mayor parte de los vegetales. ¿No son estos últimos, como se ha dicho, parásitos de la tierra?» (11). La conciencia, «inmanente originariamente a toda vida, se duerme donde no hay movimiento espontáneo y se exalta cuando la vida tiende hacia la actividad libre» (12).

Ya con esto se nos presenta el tránsito natural al examen de los datos de la conciencia. Este problema que constituye el asunto de la famosa obra de Bergson, Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia, es un problema psicológico en el fondo; a saber: la inspección inmediata de la conciencia, para determinar lo que es la actividad del espíritu. Pero como, según dijimos, en el pensamiento filosófico de Bergson se hallan en primer plano intereses metafísicos, el antedicho libro tendrá como cuestión capital y final la de la libertad de la voluntad, la del libre albedrío. Un pensamiento director, que debe ser ya indicado aquí, sirve de guía para la determinación de dicha esencia de la actividad espiritual, de la conciencia. Este pensamiento es que el espíritu (la conciencia) es idéntico con la duración, con el tiempo (13) puro o sea con el fluir y compenetración de cualidades. Es, por lo tanto, ajeno al espacio. Ahora bien, unidos esencialmente con el espacio se hallan: la cantidad (medida), el número (multiplicidad cuantitativa) y la causalidad; por lo tanto, son éstos, conceptos fundamentales que no pueden aplicarse a lo psíquico. Si pensamos vulgar o filosóficamente lo contrario, es porque comprendemos al espíritu según normas o principios de la inteligencia que, como sabemos, son útiles, prácticos, para la intervención en el mundo espacial que nos rodea, procediendo así en virtud de una tendencia natural al hombre a vivir en dicho mundo percibido. La inteligencia es, como ya sabemos, un instrumento de acción; pero no ella, sino la intuición nos permite investigar en su pureza los datos de la conciencia. La inteligencia, por el contrario, los altera y deforma.

El procedimiento que Bergson sigue en la inspección de la conciencia es, de acuerdo con su método ya expuesto antes, en parte negativo, y tiende a probar que el espíritu no puede ser nada que se halle forzosamente unido con el espacio; para esto es preciso analizar las nociones de medida, número y causalidad. Por otra parte aparecerá de rechazo lo que es la conciencia; a saber: duración pura, compenetración del fluir de cualidades. Así, el libro de Bergson, que ahora nos ocupa, comprende tres cuestiones generales que darán lugar a tres críticas, a saber:

1.ª Noción de medida y crítica de la concepción cuantitativa de la intensidad.

2.ª Noción del número y crítica de la concepción del espíritu como un agregado de elementos.

3.ª Noción de la causalidad y crítica de la causalidad psíquica. Libertad de la voluntad.

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(7) Véase en especial: La conscience et la vie en L’énergie spirituelle. París, 1920.
(8) La conscience et la vie. L’énergie spirituelle, pág. 5.
(9) La conscience et la vie. L’énergie spirituelle, pág. 10. Sin embargo, Bergson habla de los datos de la conciencia como inmediatamente presentes. Conciencia sería así el conjunto de los fenómenos conscientes.
(10) Ídem, pág. 5.
(11) La conscience et la vie. L’énergie spirituelle, pág. 11.
(12) Ídem, pág. 11. Pruebas de ello: Mecanización por el hábito de los actos voluntarios, claridad de la conciencia en las crisis en que hay que decidir entre varios términos y la elección es de importancia vital.
(13) Precedente en la filosofía de Kant, que consideraba el tiempo como la forma del sentido interno.
 
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