Diógenes Laercio – Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres ESQUINES – Libro Segundo
BIOGRAFÍA DE ESQUINES
1. Esquines, hijo de uno que hacía longanizas (113) llamado Carino o, según quieren algunos, Lisanias, fue ateniense y muy laborioso desde su niñez. Por esta causa nunca se apartó de Sócrates, y éste por la misma solía decir de él: «Sólo sabe honrarme el hijo del longanicero». Idomeneo dice que Esquines fue, y no Critón, quien exhortó a Sócrates huyese de la cárcel, y que Platón atribuyó a Critón aquellas palabras porque Esquines era más amigo de Aristipo que suyo. Fue Esquines calumniado de muchos, singularmente de Menedemo Eretriate, el cual lo acusó de haberse apropiado de muchos Diálogos de Sócrates que le dio Jantipa. De éstos, los llamados acéfalos son muy flojos, y no vemos en ellos la elocuencia socrática. Pisístrato Efesio decía que no son de Esquines, y Perseo asegura que mucha parte de siete de ellos es de Pasifonte Erétrico, el cual los incluyó en las obras de Esquines. Igualmente, que éste supuso El pequeño Ciro, El pequeño Hércules, el Alcibíades y otros libros. Los Diálogos que tienen índole socrática son éstos: el primero Milcíades, el cual, en cierto modo, tiene menos nervio que los otros (114), Calias, Axioco, Aspasia, Alcibíades, Telauges y Rinón
2. Dicen que por verse pobre pasó a Sicilia a estar con Dionisio, y si bien lo despreció Platón, Aristipo lo recomendó a Dionisio quien, oídos algunos Diálogos suyos, le hizo varios dones. Volvióse a Atenas, pero no se atrevió a enseñar su filosofía por la gran reputación en que estaban Platón y Aristipo; no obstante, abrió escuela privada, y los concurrentes pagaban su tanto. Después se aplicó a defender en el foro las causas de los desvalidos, y por esto dijo Timón, según refieren, que «tenía fuerza de persuadir en lo que escribía». Cuéntase que viéndolo Sócrates en tanta pobreza, le dijo que sacara usura de sí mismo, quitándose algo del ordinario sustento. Aristipo tuvo por sospechosos los Diálogos de Esquines, pues leyéndolos una vez en Megara, refieren que se burló, diciendo: «¿De donde robaste esto, plagiario?» Policrito Mendesio, en el libro I De los hechos de Dionisio, dice que Esquines estuvo con el tirano hasta la caída (115) de éste, y regresó de Dión a Siracusa, añadiendo que estaba también con él Carcino, escritor de comedias. Corre una carta de Esquines a Dionisio.
3. Era muy versado en la oratoria, como consta por la defensa que hizo del capitán padre de Feaco y por la de Dión. Imitó principalmente a Gorgias Leontino. Lisias escribió una disertación contra Esquines titulada De la calumnia. De todo lo cual se ve que Esquines era hábil orador. Tenía un amigo llamado Aristóteles, Mito por sobrenombre. Panecio es de sentir que de todos los Diálogos de Sócrates, sólo son legítimos los de Platón, Jenofonte, Antístenes y Esquines; de los de Fedón y Euclides está dudoso; todos los demás los reprueba (116).
4. Ocho Esquines se refieren: el primero éste; el segundo, uno que escribió de retórica; el tercero fue orador, émulo de Demóstenes (117); el cuarto fue arcade, discípulo de Isócrates; el quinto, de Mitilene, llamado azote de los oradores; el sexto, napolitano, filósofo académico, discípulo de Melanto Rodio y súcubo suyo en el nefas; el séptimo, milesio, escritor de política; y el octavo, escultor.
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(113) Χαρίνου τοϋ άλλχντοποιοϋ, hijo de Charino, longanicero o choricero
(114) Fr. Ambrosio, después de Milcíades pone punto, y luego Ion quodammodo imbecillior est, deinde Cal ias, etc. A esta versión siguen todas las latinas y vulgares que yo he visto, menos la de Enrique Estéfano, a pesar de que el texto griego no trae tal Ion. Entre los Diálogos de Platón se halla uno con este título.
(115) Aquí se entiende Dionisio el segundo (hijo del otro Dionisio, primer tirano de Sicilia), en ausencia del cual, Dión Siracusano, tío y cuñado suyo, se apoderó de Siracusa y demás ciudades sujetas a Dionisio, hacia la Olimpiada CIV. Eliano, Plutarco, Nepote, etc.
(116) Este pasaje de Panecio debiera estar colocado en el pár. 1, después de las palabras y otros libros, Menagio. (117) Traduzco émulo, por conformarse con el intérprete latino; pero no dejo de tener por muy difícil que χατα Δημοσθένην pueda significar émulo de Demóstenes; antes pienso quiso Laercio significar imitador de Demóstenes, o parecido a él en el estilo; o bien su amante.