– Catálogo COMPENDIO DE LAS VIDAS DE LOS FILÓSOFOS ANTIGUOS François Fénelon – Índice general |
BIÓNDiscípulo de Teofrasto, que sucedió a Aristóteles en el Peripateticismo, hacia la Olimpiada 114. Bión estudió mucho tiempo en la Academia. Pero no tardó en disgustarse de esta escuela, de cuyos estatutos se burlaba, y de cuyo gremio salió por fin. Abrazó el Cinismo, y adoptó el saco, el manto, y el báculo, que eran los distintivos de esta secta, pero como esta comprendía algunos puntos que no le acomodaban, introdujo en ella algunas alteraciones, sacadas de los preceptos de Teodoro, discípulo y sucesor de Aristipo en la escuela de los cirenaicos. Por último, se aplicó a la doctrina de Teofrasto, jefe de los Peripatéticos, por muerte de Aristóteles. |
Bión tenía gran sutileza de ingenio, y era muy buen lógico. Sobresalía en la Poesía y en la Música, y tenía particular habilidad en la Geometría. Gustaba de comer bien, y vivía como un libertino.No hacia larga residencia en ningún pueblo, sino que andaba viajando de uno en otro, sin más objeto que hallarse en todos los banquetes y convites. En estas ocasiones se esmeraba en decir chistes y agudezas, para hacer reír a los concurrentes; de modo que en todas partes era bien recibido y obsequiado.Habiendo tenido noticia de que algunos enemigos suyos habían ido a referir su nacimiento ilegítimo al rey Antígono, hizo como si nada supiera, y se presentó delante de este monarca, que le envió a llamar para echarle en cara, como una ignominia, su origen bastardo. El rey, creyendo causarle un gran embarazo, le preguntó su nombre y la profesión de sus padres: «Mi padre, respondió Bión sin turbarse, era un liberto, que vendía tocino y manteca salada. No era posible saber si en su juventud había sido feo o bonito, tan desfigurado tenía el rostro de los golpes que le habían dado sus amos cuando era esclavo. Conoció a mi madre en un sitio público, donde se encontraron por acaso, y allí, sin más cumplimientos, celebraron su matrimonio; pero después no sé qué crimen cometió el bueno de mi padre, lo cierto es que él y su mujer y sus hijos fueron vendidos en el mercado de los esclavos. Yo, cuando muchacho, era bastante bonito; compróme un orador, y me dejó todos sus bienes, pero yo hice mil pedazos el testamento, y me retiré a Atenas, donde me dediqué a la Filosofía. Ya sabes tanto como yo de mi padre y de mi historia. Dile a tus aduladores que no te vengan a calentar la cabeza con cuentos acerca de mi genealogía.»Preguntáronle cual era el más desgraciado de todos los hombres, y respondió: «El que con más anhelo desea ser feliz.»Decía que la vejez era el asilo de todos los males, y que el hombre no debe contar su vida por los años que ha vivido, sino por la gloria que ha sabido ganar.Un día encontró a un pródigo que había malgastado su hacienda. «Cuentan, le dijo, que la tierra se tragó a Amfiarao, pero tu te has tragado la tierra.»Un charlatán importuno le dijo que tenía ánimo de pedirle un favor. «Haré con gusto, le dijo, lo que necesites, con tal de que me lo envíes a decir, y no me lo digas tú mismo.»Navegando en compañía de una gavilla de malhechores, el buque fue cogido por unos corsarios. Sus compañeros se decían entre sí: «Somos perdidos si nos conocen. Y yo, dijo Bión, soy perdido si no me conocen.»Viendo muy triste a un hombre que tenía la reputación de ser muy envidioso: «¿Cual de tus amigos, le preguntó, ha recibido alguna buena noticia?»He aquí algunos de los más célebres apotegmas de este famoso decidor:![]() |