En la descripción que Freud hace de la estructura de la mente, forma parte del super-yo. Aunque algunos autores incluyen el «ideal del yo» en la conciencia moral, otros psicoanalistas prefieren separar en el super-yo el ideal del yo de la conciencia moral. Desde esta perspectiva, la conciencia moral se refiere al conjunto de prohibiciones, y en general de valoraciones negativas, que los padres inculcan en el niño y que llevarán a éste a la represión de ciertos contenidos psíquicos y provocarán en él la vivencia de culpa.
Para Freud, la capacidad de discriminación moral que el hombre tiene no es consecuencia de un don divino inscrito desde siempre en nuestra alma e imborrable, como creyó la tradición cristiana (Santo Tomás, por ejemplo), ni tampoco una facultad de nuestra mente ligada a los avatares de la evolución y con sentido adaptativo (como tiende a explicarlo la biología y la psicología evolucionista); este autor consideró que se trata de una habilidad aprendida consecuencia de la socialización temprana, principalmente en el ámbito familiar y dependiente de modo prominente a los efectos de la relación edípica que los niños mantienen con los padres. |