PSICOLOGÍA ELEMENTAL
José Moreno Castelló |
J. Moreno Castelló – Psicología Elemental 1ª parte – Psicología empírica – Cap. IX
Artículo VII – De la atención y de la reflexiónSi es cierto que el ejercicio natural y espontáneo de las facultades de nuestra alma da por resultado la posesión del término adecuado a cada una de ellas, no es menos cierto, que con más rectitud y seguridad llegarán a su respectivo objeto, encauzando o dirigiendo su acción, la facultad que sobre todas impera, cual es la voluntad. La atención, según Balmes la define, es: la aplicación de la mente a un objeto. (1) Puede, con efecto, aplicarse a la acción natural de la potencia, un grado superior de fuerza, que proporciona mayor firmeza y mejor resultado en el ejercicio de la facultad a quien se une. En muchas ocasiones, el alma conoce los objetos, sin concentrar sobre ellos esa energía que los sujeta, por decirlo así, al examen e influencia de la facultad; y el conocimiento alcanzado en esas condiciones es siempre débil, y a menudo, inexacto. La concentración sostenida del espíritu, por el contrario, produce el beneficio de que se le conozca con claridad, que se conserve por mayor tiempo su conocimiento y se le recuerde más pronta y fácilmente. La atención es un auxiliar poderoso de las facultades cognoscitivas. No obra sobre la naturaleza de las mismas, pero mejora su ejercicio. Con diversos nombres se designan las variadas manifestaciones de la atención. Se le da el de observación externa o sensible, cuando, uniéndose a la sensibilidad, se dirige al conocimiento de las cosas materiales. Llamase contemplación, si, repetidamente, se aplica sobre un objeto, cualquiera que sea el orden a que pertenezca, según el cual la atención se une a la facultad correspondiente. También recibe el nombre de reflexión, cuando, unida al entendimiento, el alma dirige sobre sí misma su fuerza intelectiva. No hay, por lo tanto, diferencia esencial entre la atención y la reflexión. La atención no comunica a las potencias mayor virtud intrínseca; no hace sino encaminar rectamente las fuerzas del alma hacia sus objetos respectivos. Es muy conveniente y provechoso el que sepamos dirigir el admirable instrumento de la atención. Su aplicación obedece a ciertas leyes, que han de ser respetadas y cumplidas. Por este medio, el espíritu atento, como afirma Balmes, multiplica sus fuerzas. He aquí las principales reglas para recto uso de la atención 1ª No ha de emplearse sobre muchos objetos a la vez. Cuanto aumente en extensión lo irá perdiendo en intensidad. 2ª La energía y duración ha de guardar proporción con la importancia y dificultad del objeto. 3ª La atención debo ser flexible, suave y reposada; para que obedezca al mandato de la voluntad y pueda pasar, sin esfuerzo ni violencia, de uno a otro objeto. Los males de que suele adolecer la atención son la debilidad o flojedad, la excesiva fijeza y la inconstancia o volubilidad. Fácil es entender cuál es el remedio oportuno para cada uno de aquellos defectos de la atención. __________ (1) J. Balmes.- El Crit. p. 6 |
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