DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910) |
EDMUNDO HALLEY, astrónomo inglés (biografía)HALLEY (Edmundo)Biografías. Célebre astrónomo ingles. Nació en Haggers, cerca de Londres, a 29 de octubre de 1656. Murió a 14 de enero de 1742. Hijo de un fabricante de jabón que le enseño a leer y calcular, ingreso (1666) en la Escuela de San Pablo, donde estudio las letras antiguas bajo la dirección del célebre helenista Tomás Gale. Aficionado a las Matemáticas, y en relaciones con Wood, hizo rápidos progresos, y aún no había salido de la Escuela cuando practicó (1672) en Londres observaciones acerca de las variaciones de la aguja imanada. Habiendo pasado un año más tarde al Colegio de la Reina, en Oxford, desarrolló su amor a la Astronomía utilizando los instrumentos y curiosos aparatos que su padre le había comprado. Veinte años contaba cuando publicó, con Flamsted, en las Transacciones filosóficas, sus observaciones sobre las manchas del Sol, vistas en Oxford en julio y agosto de 1676, y por las que pudo determinarse de un modo más exacto la rotación del Sol alrededor de su eje. En el mismo año observó (21 de agosto) una ocultación de Marte por la Luna. Luego, a fin de explorar el cielo austral y poder agregar a los catálogos de estrellas conocidos y a los que preparaban Flamsted en Greenwich y Hevelins en Dantzig, las estrellas que nunca se veían en el horizonte de aquellos dos observatorios, marchó a la isla de Santa Elena (noviembre de 1676) y logró fijar la posición de 350 estrellas. Publicó el resultado de sus trabajos con el titulo de Catalogus stellarum australium. De vuelta en Europa expuso sus dudas acerca de la constancia del brillo de ciertas estrellas. En Santa Elena había observado el paso de Mercurio por el disco del Sol, e indicó que este fenómeno, así como el paso de Venus que anunció para el año de 1761, podía aprovecharse para determinar la paralaje del Sol, y por tanto la distancia de la Tierra a este astro. Ya en su patria, fue graduado por la Universidad de Oxford, elegido individuo de la Sociedad Real de Londres y denominado por sus colegas Tycho del Sur. Con Hevelius hizo observaciones en Dantzig durante dos meses (1681), y en 1682 visitó a París con Nelson, su amigo y condiscípulo. En el camino vio de nuevo, saliendo del perihelio, al cometa que un mes antes había observado en el momento en que se perdía en los rayos del Sol. Acabó de estudiarlo en el Observatorio de París y mantuvo desde entonces continua correspondencia con el célebre Domingo Casini. Dicho cometa es el primero cuyos movimientos han sido bien conocidos, y por eso lleva el nombre de Halley. El astrónomo de quien tomó el nombre determinó la inclinación del plano de la parábola descrita por el cometa en su movimiento de translación respecto del plano de la órbita terrestre; la longitud del nodo ascendente, o sea el punto en que el plano de la órbita cometaria corta a la eclíptica yendo de S. a N., la longitud del perihelio, la distancia perihelia, el movimiento retrógrado (de Oriente a Occidente), y el tiempo de su revolución, anunciando su reaparición para fines de 1758 o principios de 1759. El cometa, en efecto, llegó al perihelio en 12 de marzo de 1759. Este hecho señala el comienzo de una nueva era en la astronomía cometaria. Halley marcho de París a Lyon e Italia, donde pasó una parte del año de 1682, y tras segunda y corta estancia en Paris volvió á Inglaterra, casó con la hija de Tooke, auditor del Echiquier (Tribunal de Hacienda), y se estableció en Islington, continuando allí con ardor sus estudios favoritos. En 1683 publico su famosa teoría (hoy generalmente adoptada) del magnetismo terrestre, en la Memoria intitulada Teoría de las variaciones del compás magnético. Según él, la tierra es un poderoso imán que tiene cuatro polos magnéticos o puntos de atracción, dos cerca del polo boreal, y los otros dos cerca del polo austral. Hacia la misma época estudió los movimientos de la Luna, y vino a descubrir que el de translación aumenta de rapidez de un modo sensible aunque lentamente. Tal afirmación excitó la incredulidad de unos, la sorpresa en todos, pues equivalía a afirmar que llegaría tiempo en que la Luna caería sobre la Tierra, produciendo una espantosa catástrofe. Laplace disipó tales temores relacionando este movimiento de la Luna con las leyes de la atracción universal y mostrando por el cálculo que a la aceleración actual sucederá un periodo da movimiento más y más lento, pues ambos fenómenos están subordinados al cambio en la excentricidad de la órbita terrestre. Halley fue el primero que señaló las desigualdades en sentidos contrarios que experimentan Júpiter y Saturno en sus velocidades de circulación alrededor del Sol (Methodus directa et geometrica investigandi excentricitates planetarum, Londres, 1775 76 en 4.°). Amigo de Newton, a él debió en no escasa parte el desarrollo de sus grandes ideas astronómicas, y a su vez el público debe a Halley la publicación de los Principiae Philosophiae naturalis (1686), que Newton acaso no hubiera nunca dado a conocer sin la insistencia de su amigo, que cuidó de la impresión de la obra, y agregó a ésta versos latinos muy elegantes. Secretario perpetuo do la Sociedad Real en 1685, Halley dirigió algunos años la redacción de las Transacciones filosóficas. También trató de explicar (1687) la invariabilidad casi constante del nivel de las aguas del Mediterráneo, a pesar de que en él vierten sin cesar sus aguas el Estrecho de Gibraltar, varios ríos caudalosos y otros muchos de corto curso. Decía Halley que dicho fenómeno era efecto de una gran evaporación. Por último, fue también el primero que señaló (1718) el movimiento propio do las estrellas Aldebarán, Sirio y Arturo, aunque sólo habló de sus variaciones en latitud; a las nebulosas conocidas agregó las del Centauro y Hércules; dijo que las nebulosas eran la luz procedente de un espacio inmenso situado en las regiones del éter, lleno de un medio difuso y luminoso por sí mismo; afirmó que la paralaje del Sol era igual a 12″5, o por lo menos inferior a 15′, fundándose en la consideración de que si esta paralaje fuera igual a 15′ la Luna sería más grande que Mercurio, lo que alteraría la armonía del mundo, y halló una fórmula sencilla para medir la altura de las montañas con la ayuda de las observaciones barométricas. Incrédulo en religión, no fue por esto nombrado (1698) catedrático de Geometría en la Universidad de Oxford. Con el propósito de responder a los objeciones hechas a su teoría del magnetismo terrestre y la declinación de la aguja imanada, emprendió en el mismo año un viaje de circunnavegación que no pudo terminar; volvió a Inglaterra, y dos meses más tarde, buscando el mismo fin, atravesó Océano Atlántico, tocó en Santa Elena, la costa del Brasil, las Barbadas, Madera y Canarias, y regresó a su patria en septiembre de 1700 con número suficiente de observaciones. En 1701 publicó el resultado de su viaje. Invitado por el emperador de Alemania paso a Viena, y en 1703 sucedió a Wallis en la Universidad de Oxford. A la muerte de Flamsteed (1719) fue nombrado director del Observatorio de Greenwich, y desde 1726 hasta su muerte trabajó en la formación de unas Tablas astronómicas, las más completas y mejores que ha tenido la Ciencia hasta los últimos tiempos. En Greenwich recibió la visita de la reina Carolina, mujer de Jorge II. En 1737 sintió los primeros ataques de la parálisis que cinco años más tarde le causó la muerta. Había publicado también su traducción latina de Apolonio, De Sectione Rationis Oxford, 1706, en 8.°), donde restableció los dos libros perdidos De Sectione Spatii; trabajó con Greory en los Conica de Apolonio, a los que agregó una traducción de Serenus sobro la sección del cilindro y del cono, y lo publicó todo (1710, en fol.) dos años después de haber dado a la imprenta sus Misecellanea curiosa. La mayor parte de sus trabajos se publicaron en las Transacciones filosóficas |
Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 10, págs. 55-56 EDMUNDO HALLEY, astrónomo inglés (biografía) |