XXII.- LA OFRENDA DEL REY (1)
1. Habiéndose refugiado el rey en el Buddha, invitó al Tathagata a comer en su palacio, diciéndole: «¿Desdeñará el Bienaventurado comer mañana conmigo y con la congregación de los bhikshus?»
2. A la mañana siguiente, el rey Sainya Bimbisara fue a decir al Bendito que ya era la hora de la comida. «Sois mi solicitado ¡oh Señor del mundo! Venid; la comida está preparada.»
3. Y el Bhagavat, vistiéndose, tomó su cuenco de limosna, y entró con un gran número de bhikshus en la ciudad de Radjagriha.
4. Sakra, el rey de los dioses, bajo el aspecto de un brahmán joven, iba delante de él cantando estos versos:
5. «El que enseña a dominarse con los que han aprendido a dominarse; el Redentor con los que ha rescatado; el Bienaventurado con los que ha dado la paz, ha entrado en Radjagriha. ¡Salud al Buddha nuestro Señor! ¡Loor a su nombre, y bendición para todos los que se han refugiado en él!»
6. Cuando el Bhagavat concluyó su comida, y lavó su cuenco y sus manos, el rey se sentó cerca de él, y pensó:
7. «¿Dónde encontraré una residencia para el Bienaventurado, ni muy lejos, ni muy cerca de la ciudad, a la que se pueda ir cómodamente, de un fácil acceso para los que quieran verle; un lugar ni muy frecuentado de día, ni muy ruidoso de noche, sano y apropiado para una vida retirada?
8. Ahí está mi jardín de recreo, el bosque de bambús de Venuvana, que llena todas esas condiciones. Le ofreceré a la congregación de bhikshus que preside el Buddha.»
9. Y el rey consagró su jardín de recreo a la congregación, y dijo: «Que el Bienaventurado se digne aceptar este presente!»
10. Y después que el Bhagavat, silenciosamente, manifestó su aquiescencia, y animó y edificó con un discurso al rey de Magadha, se levantó de su sitio, y se retiró.
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(1) Ídem 1380-1381.