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Torre de Babel Ediciones

El evangelio del Buddha. Capítulo 35. VICHAKHA

XXXV.- VICHAKHA (1)

1. Vichakha, mujer rica de Sravasti, que tenía muchos hijos y muchos nietos, regaló a la congregación el Purvarama, o Jardín Oriental, y fue la primer abadesa de sus hermanas laicas.

2. Cuando el Bienaventurado se detuvo en Sravasti, Vichakha fue a buscar al Buddha, y le invitó a comer en su casa, lo que aceptó el Bienaventurado.

3. Y una lluvia torrencial cayó durante la noche y la mañana siguiente; y los bhikhsus quitaron sus ropas, a fin de no mojarlas, y la lluvia caía sobre sus cuerpos.

4. Cuando al día siguiente el Bienaventurado acabó de comer, Vichakha, sentada cerca de él, le dijo: «Ocho gracias, Señor, pido al Bienaventurado

5. Y el Bhagavat dijo: «Los Tathagatas, Vichakha, no otorgan ninguna gracia sin saber de qué se trata.»

6. Vichakha dijo: «Señor, las gracias que yo pido son justas e irreprochables.»

7. Y habiendo recibido permiso para pedirlas, Vichakha dijo: «Señor, desearía durante toda mi vida dar al Sangha los trajes para la estación de las lluvias, el alimento para los bhikshus novicios, para los bhikshus ancianos, para los enfermes, para los que cuidan a los enfermos y los remedios para sus males, así como una parte de arroz con leche y ropas para el baño para las bhikshunís, sus hermanas.»

8. El Buddha dijo: «Bien; ¿y cuál es tu intención, Vichakha, pidiéndome esas ocho gracias?

9. Y Vichakha replicó:

10. «Señor, yo dí orden a mi sirvienta que anunciase a la comunidad que la comunidad estaba servida. Y mi sirvienta fue; pero cuando entró en el vihara, observó que durante la lluvia los bhikshus se habían despojado de sus vestidos; y ella pensó: «Esos no son los bhikshus, sino ascetas desnudos, que dejan caer el agua sobre sí.» Y así que vino a referirme lo que había visto, la obligué a ir otra vez. Señor, la desnudez es impura y escandalosa. Y en vista de esto, deseo proveer al Sangha, mientras viva, de vestidos para usarlos especialmente en la época de las lluvias.

11. Por lo que respecta a mi segundo propósito, Señor, un bikshu que acaba de llegar, no conociendo los caminos, ni sabiendo los lugares donde puede procurarse la comida, hace su paseo, y vuelve agotado por la busca de las limosnas. Eso es, Señor, lo que me mueve a aprovisionar, mientras viva, de alimentos al Sangha para los bhikshus novicios.

12. En tercer lugar, Señor, un bhikshu anciano puede quedarse cansado yendo tras las limosnas, y acudir demasiado tarde al lugar donde desea ir, y disponerse a la vuelta fatigosamente.

13. En cuarto lugar, Señor, si un bhikshu enferma, no tiene una alimentación adecuada; su enfermedad se agravará y le pondrá en peligro de muerte.

14. En quinto lugar, Señor, si un bhikshu cuida a los enfermos, pierde la posibilidad de salir a buscar su comida.

15. En sexto lugar, Señor, si un bhikshu enfermo no tiene los remedios adecuados, su enfermedad puede agravarse y poner en peligro su vida.

16. En séptimo lugar, Señor, he oído decir que Bhagavat ha elogiado el arroz con leche, porque da vivacidad al espíritu y calma el hambre y la sed; es un alimento saludable para los sanos, y es un remedio para los enfermos. Y por eso, Señor, deseo suministrar al Sangha, durante mi vida, un aprovisionamiento de arroz con leche.

17. Finalmente, Señor, las bhikshunís acostumbran a bañarse en el río Atchivarati con las cortesanas, en la misma orilla, y desnudas. Y las cortesanas, Señor, se burlan de ellas, diciéndolas: «¿A qué guardar, señoras nuestras, la castidad cuando jóvenes? Guardadla cuando viejas, y obtendréis una doble ventaja.» Señor, la desnudez es impura desagradable y escandalosa para las mujeres.

18. Tales son, Señor, los casos que yo he visto.»

19. Y el Bienaventurado dijo: «¿Y qué beneficio ves por ti misma ¡oh, Vichakha!, implorando esas ocho gracias al Tathagata

20. Vichakha replicó:

21. «Los bhikshus, que han pasado la estación de las lluvias en diversos sitios, vendrán, Señor, a Sravasti a visitar al Baghavat, y llegando ante él, dirán: «Tal y tal bhikshu han muerto, Señor. ¿Cuál es ahora su suerte?» Y entonces el Bienaventurado les explicará que han recogido el fruto de su conversión; que aquel ha entrado en el Nirvana, o que aquel otro ha llegado a la dignidad de Arhat, según como sea.

22. Y yo, yendo luego hacia ellos, les preguntaré: Decidme, ese hermano ¿es alguno de los que han vivido en Sravasti?» Y si me dijesen que sí, entonces podré decir: «En verdad, ese hermano ha aprovechado sus ropas para la época de las lluvias, o su alimento destinado a los novicios, o preparado para los bhikshus ancianos, o el que se da a los enfermos, o el que se entrega a los enfermeros, o los remedios que se les proporcionan, o el aprovisionamiento de arroz con leche que se les suministra.

23. Sentiré satisfacción entonces; y satisfecha, estaré gozosa; y gozándome, mi organismo se pacificará. Y estando pacífica, experimentaré un delicioso contentamiento; y en esa felicidad, mi corazón quedará tranquilo. Eso será para mí un ejercicio de mi sentido moral, un ejercicio de mis facultades morales, un ejercicio de mis siete suertes de sabiduría. Tal es la ventaja, Señor, que entreveo para mi al solicitar esas ocho gracias del Bienaventurado

24. Y el Bhagavat dijo; «Bien, eso está bien, Vichakha. Haces bien proporcionándote tales beneficios pidiendo esas ocho gracias al Tathagata. La extensión de la caridad sobre los que son dignos de ella, es como la siembra del buen grano que produce una abundancia de frutos; pues la limosna hecha a los que yacen aún bajo el yugo tiránico de las pasiones, es como una semilla arrojada en un sitio estéril. Las pasiones del que recibe la limosna ahogan, por decirlo así, el acrecentamiento de sus méritos.» (2)

25. Y el Bienaventurado dio gracias a Vichakha recitando estos gathas:

26. «Lo que te dé una mujer honesta en su vida, discípula del Bienaventurado, con satisfacción de su corazón y sin otra idea, es un don celeste que destruye el dolor y produce la felicidad.

27. Ella alcanzará una vida de dicha, encontrando el camino que está libre de corrupción y de impureza.

28. Aspirando al bien, ella será feliz y encontrará satisfacción en sus obras caritativas.»

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(1) Fuentes: Mahavagga, VIII, 15.

(2) Fuente: Vie ou legende de Gaudama. Bigandet, 211. Compárese: Luc. VIII, 2, Mat. XIII, 24-27.

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