XLIX.— LOS DOS BRAHMANES (1)
1. Viajando el Bienaventurado un día por el país de Kosala, llegó a la ciudad de los brahmanes llamada Manasakrita, y allí se detuvo en un bosque de mangos.
2. Y dos jóvenes brahmanes, que eran de escuelas diferentes, se le acercaron. El uno se llamaba Vasishtha, y el otro Bharadvaja. Y Vasishtha dijo al Bienaventurado:
3. «Nosotros estamos discutiendo sobre el verdadero camino. Yo digo que el camino más recto que conduce a la unión con Brahma es el que ha proclamado el brahma Paushkarasadi, mientras que mi amigo sostiene que es el proclamado por el brahma Tarukshya.
4. Sabiendo ahora vuestra gran reputación, ¡oh sramana!, y sabiendo que se os llama el Esclarecido, el Instructor de los dioses y de los hombres, el Buddha bendito, venimos a preguntaros si esos caminos son las vías de salvación. Hay muchos senderos alrededor de nuestra ciudad y todos conducen a Manasakrita. ¿No sucederá lo mismo en los caminos de los brahmanes? ¿Todos los caminos, son caminos de salvación?
5. Y el Bhagavat puso estos problemas a los dos brahmanes: «¿Pensáis que todos los caminos sean buenos?»
6. Y los dos respondieron: «Sí lo pensamos, Gotama».
7. «Pues decidme, continuó: alguno de los brahmanes versados en los Vedas, ¿ha visto a Brahma faz a faz?»
8. «No, Señor», respondieron.
9. «Pues entonces, decidme, dijo el Bienaventurado: algún maestro de los brahmanes versados en los Vedas, ¿ha visto a Brahma faz a faz?»
10. Los dos brahmanes dijeron: «No, Señor».
11. «Entonces, dijo el Bienaventurado, alguno de los autores de los Vedas, ¿ha visto a Brahma faz a faz»?
12. Nuevamente los dos brahmanes contestaron que no, y el Bienaventurado les propuso un ejemplo y les dijo:
13. «Esto es como si en medio de la plaza donde se cruzasen cuatro caminos un hombre construyese una escalera para subir a una casa. El pueblo le preguntaría: «¿Dónde está, buen amigo, la casa para subir a la cual habéis construido esta escalera? ¿Está al sur, al norte, al este, o al oeste? ¿Es baja, es alta, o es regular?) Y a esas preguntas contestase: «No lo sé». El pueblo le diría así: «Entonces, buen amigo, ¿habéis hecho una escalera para salir a un sitio que no conocéis, ni habéis visto?» Y el interpelado tendría que contestar: «Eso es precisamente lo que he hecho, es verdad». ¿Qué pensaríais vosotros de ese hombre? ¿No diríais que sus palabras eran locas?»
14. «Es verdad, Gotama, dijeron los dos brahmanes; serían locas sus palabras».
15. Y el Bhagavat replicó: «Entonces los brahmanes deberían decir: Nosotros os mostramos el camino de una unión con eso que no conocemos, porque no lo hemos visto. Y si tal es en substancia la tradición brahmánica, ¿no se sigue, que es vana su tarea?»
16. «Eso es evidente», respondió Bharadvaja.
17. Y el Bhagavat dijo: «Es imposible, pues, que los brahmanes versados en los tres Vedas sean capaces para mostrar el camino que conduce a un estado de unión con lo que no conocen, ni han visto. Eso es como una cuerda de ciegos. Ni el primero, ni el del medio, ni el último ven. Del mismo modo, a mi entender, el decir de los brahmanes versados en los tres Vedas, no es más que un cuento de ciego: es ridículo, pura charlatanería; una cosa vana e inútil (2).
18. Suponed ahora, prosiguió el Bienaventurado, que un hombre llega aquí al borde del río, y que teniendo que hacer alguna cosa al otro lado, quiere pasar. ¿Creéis que suplicará a la otra orilla que se acerque, y que se acercará por sus oraciones?»
19. «Ciertamente no, Gotama.»
20. «Eso es, sin embargo, lo que hacen los brahmanes. Descuidan el practicar las cualidades que son realmente de un brahman, y dicen: Indra, te invocamos; Soma, te invocamos; Varnna, te invocamos; Brahma, te invocamos. Y, en verdad, no es posible que por la virtud de sus invocaciones, rezos y loores esos brahmanes vayan después de muertos a unirse a Brahma.
21. Decidme, continuó el Buddha, ¿de qué manera hablan los brahmanes de Brahma? ¿Está su espíritu lleno de lujuria?»
22. Y como los brahmanes respondiesen negativamente, el Buddha les preguntó: «El espíritu de Brahma ¿está lleno de maldad, de pereza o de orgullo?’
23. «No, Señor», le respondieron.
24. Y el Buddha siguió: «¿Pero los Brahmanes están exentos de esos vicios?»
25. «No, Señor», dijo Vasishtha.
26. Y el Santo les dijo: «Los brahmanes están apegados a cinco cosas que conducen a la mundanidad, y sucumben a las tentaciones de los sentidos. Están incursos en los cinco impedimentos: la lujuria, la maldad, la pereza, el orgullo y la duda. ¿Cómo podrán unirse, pues, con lo que es tan diferente de su naturaleza? Es por esto por lo que la triple sabiduría de ellas es un desierto árido, un bosque Impenetrable y una irremediable desolación».
27. Y cuando el Buddha hubo hablado así, uno de los brahmanes dijo: «Se nos ha dicho, Gotama, que Sakyamuní conoce el camino de la unión con. Brahma».
28. Y el Bienaventurado dijo: «¿Qué pensáis, ¡oh brahmanes!, de un hombre nacido y educado en Manasakrita? ¿Dudará sobre el camino que le lleve más rectamente a ella?»
29. «Ciertamente no, Gotama.»
30. «Así, prosiguió el Buddha, el Tathagata conoce el camino directo que conduce a la unión con Brahma. Le conoce como el que ha entrado en él, como el que ha nacido en él. Para él no puede haber duda.»
31. Y los dos jóvenes brahmanes dijeron: «Si conocéis el camino, mostrádnosle».
32. Y el Buddha dijo:
33. «El Tathagata ve el universo cara a cara y conoce su naturaleza. El proclama la verdad; es la letra y el espíritu juntamente, y su doctrina es bella en sus desenvolvimientos y en su consumación. El Tathagata revela la vía sublime en su pureza y su perfección.
34. El Tathagata hace que su espíritu penetre y llene las cuatro direcciones del mundo con pensamientos de amor. Y así toda la inmensidad del mundo, arriba, abajo, y por todas partes estará continuamente lleno de un amor extensísimo, grande, sin medida.
35. Así como una trompeta potente se oye sin dificultad en las cuatro direcciones del mundo, así es la llegada del Tathagata: no hay ser vivo que el Tathagata desprecie u olvide; a todos los mira con un espíritu abierto y un profundo amor.
36. Y he aquí el signo para reconocer que un hombre sigue el camino recto: La verdad es su dicha, y ve un peligro en las menores cosas que la eviten. Se rige según las leyes de la moral; se rodea de santidad en las palabras y en las acciones; gana su sustento por medios que son siempre puros; su conducta es irreprochable; tiene guardadas las puertas de sus sentidos, es reflexivo y dueño de sí y es perfectamente dichoso.
37. Aquel que va por la Excelente Vía del Óctuple Sendero, con firmeza inquebrantable, está seguro de llegar al Nirvana. El Tathagata vela atentamente sobre sus hijos, y su amor, lleno de solicitud, les ayuda a ver la luz.
38. Cuando una clueca tiene ocho, diez o doce huevos que está incubando, éste es el deseo que se despierta en su corazón: «¡Que mis polluelos puedan venir sanos y salvos a la luz, rompiendo el cascarón con sus patitas y su pico!» Pues ahora, a pesar de todo, esos polluelos deben seguramente romper el cascarón y venir sanos y salvos a la luz. Del mismo modo un hermano, que con firme y decidida voluntad sigue por la ruta excelente, está seguro de recibir la luz, seguro de llegar a la suprema sabiduría y seguro de obtener la dicha suprema de la iluminación.»
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(1) Fuente: Tevijja Sutta (S. B. of the E. X), 157-203.
(2) Fuente: Tevijja Sutta, I, 15, Comparese MAT. XV, 14.