El evangelio del Buddha – Pablo Carus
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Parábolas e historias LXVI. EL PEZ ATOLONDRADO (1) 1. Había entre los discípulos del Buddha un bhikshú, que a duras penas podía reprimir sus sentidos y sus pasiones; de suerte que resolvió abandonar la orden y fue hacia el Bienaventurado pidiendo le dispensara los votos. Entonces el Bienaventurado, dijo al bhikshu 2. «Ten cuidado, hijo mío, de no ser presa de las pasiones de tu ciego corazón, porque yo veo que en las existencias precedentes has sufrido muchísimo las funestas consecuencias de la lujuria, y si no has aprendido a vencer tus deseos sexuales en esta vida, te perderás por tu propia locura. 3. Escucha la historia de otra existencia que has vivido como pez. 4. Ese pez nadaba alegremente con su compañera en el río. Aquélla, nadando adelante, distinguió en seguida las mallas de una red, y deslizándose alrededor escapó al peligro; pero él, ciego por el amor, se lanzó violentamente en su persecución y cayó en la redada. El pescador recogió su red, y el pescado que se quejaba amargamente de su suerte, diciendo: «Este es evidentemente el fruto de mi locura» hubiera de seguro perecido si un Bodhisatva que acertó a pasar y comprendió el lenguaje del pez, no sintiera piedad por él. Compró el pobre ser y le dijo: «Pececito mío, si no te veo hoy habrías perdido la vida. Yo te salvo, pero en adelante no peques más.» Y diciendo estas palabras echó el pescado al agua. 5. Utiliza el tiempo de la gracia que se te ofrece en tu existencia presente, y aparta el dardo de la lujuria, pues si no dominas tus sentidos, te llevará a la pérdida. __________ (1) Fuente: B. B. Stories 211, 299; Panchatantra 11.58. |
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