Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

Selección de artículos de una de las más importantes y clásicas Enciclopedias en lengua española

 Mitología griega e historia de los grandes hombres de Grecia

Sencilla exposición de la mitología griega, historia de los héroes, semidioses y hombres célebres griegos. Por Fernán Caballero.

Historia de la Filosofía

Edición digital de la Historia de la Filosofía de Jaime Balmes

Historia de la Filosofía

Explicación de la filosofía de los principales pensadores, resúmenes, ejercicios..

Diccionario de Filosofía

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Vocabulario de psicología

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La psicología contemporánea

Manual del filósofo y psicólogo español J. Vicente Viqueira

Vocabulario de economía

Principales conceptos de esa ciencia. Por el catedrático de economía José Manuel Piernas Hurtado

Legislación educativa y cultural

OSEAS

Repasando ayer el Antiguo Testamento, me llamó la atención el pasaje de Oseas que se encuentra en el capítulo XIV, y que dice: «¡Que Samaria perezca, porque volvió a sumir a Dios en la amargura! ¡Que los samaritanos mueran heridos por la espada! ¡Que sus niños perezcan estrellados y que hiendan el vientre a las mujeres embarazadas!»

Como me parecían muy duras esas palabras, fui a consultarlas con un doctor de la Universidad de Praga, el cual me habló del modo siguiente: «No deben sorprenderos; los samaritanos eran cismáticos que querían hacer sacrificios en su país, pero no enviar el dinero a Jerusalén, y merecían padecer los suplicios a que el profeta Oseas los condenó. La ciudad de Jericó, que fue tratada del mismo modo, después que sus murallas cayeron al son de las trompetas, era menos culpable. Los treinta y un reyes que Josué mandó ahorcar no eran cismáticos. Los cuarenta mil efraimitas que murieron asesinados porque para pronunciar la palabra siboleth, decían schiboleth, no habían caído en el abismo del cisma. Sabed, amigo mío, que nada hay tan execrable en el mundo como el cisma. Los jesuitas hicieron ahorcar en Torn, el año 1724, a algunos jóvenes estudiantes sólo porque eran cismáticos. No tengáis duda que nosotros, que somos católicos, apostólicos, romanos y bohemios, no nos abstendríamos de pasar a cuchillo a todos los rusos que encontráramos desarmados, de estrellar sus niños contra las piedras, de abrir el vientre a sus mujeres embarazadas, ni de sacar de su matriz sangrienta los fetos a medio formar. Digo esto porque los rusos pertenecen a la religión griega, que es cismática, y se niegan a llevar su dinero a Roma; luego debemos exterminarlos, ya que está demostrado que los jerusalimitas debían exterminar a los samaritanos.»

Me tomé la libertad de contradecir al doctor de la Universidad de Praga, que se incomodó conmigo, y la disputa continuó durante tanto tiempo, que me vi obligado a cenar con él, y aunque me envenenó tuve la suerte de no morir.