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DADIANE, rey de Siria -biografía- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

DADIANE, rey de Siria sucesor de Alejandro (biografía)

DADIANE

Biografías. Rey de Mosul y de Siria, a quien algunos escritores identifican con Diocleciano, o con un general romano llamado Decio. Los historiadores persas y árabes se han limitado a señalar que era uno de los reyes de taifas o provincial que se formaron por la descomposición del Imperio de Alejandro al fallecimiento de éste. Florecía algún tiempo después de la predicación de los Apóstoles, era gigante y politeísta, según la leyenda arábiga; tenia un ídolo de especial adoración con el nombre de Apolo, y mandaba sobre un pueblo de idólatras. Jorge o San Jorge, alrededor de cuya figura histórica los orientales han amontonado tradiciones y mitos sirios y palestinos de la época antecristiana, arengó a sus discípulos y les encareció la empresa de convertir al cristianismo al monarca idólatra, a fin de que con su poderío protegiera a los cristianos perseguidos de Siria, esperando que así como era fervoroso en el culto de los falsos dioses lo fuese para la ley de Jesucristo.

Ocupado siempre Dadiane en difundir los ritos de Apolo; había llevado en procesión su ídolo fuera de la ciudad de Mosul y, colocándolo en un campo donde se había congregado el pueblo mandó encender delante una hoguera, en la cual eran abrasados los que se negaban a adorarlo. El santo, sin arredrarse por temor del martirio, se le acercó invitándole a abrazar la religión del verdadero Dios, a lo cual contestó el rey mostrándole la esplendidez con que era servido Apolo por sacerdotes y sacerdotisas. «Tu Dios, le dijo, debe ser un esclavo como tú, desnudo y falto de todo.» San Jorge contestó que su Dios tenía por servidores ángeles y profetas, y por servidora a la Virgen, la más santa y virtuosa de todas las criaturas humanas. Replicó Dadiane que pues Jorge le ofrecía el testimonio de lo que no podía verse y probarse, contra lo que él veía y demostraba, merecía castigo, y dispuso quemarle sobre planchas de hierro, vertiendo sobre las llagas de las quemaduras vinagre y mostaza, sin que, por tanto, muriera. Sucediéronse otras maravillas con que Dios le libró de la muerte, unas veces preparada y otras llevada á cabo por los sayones de Dadiane. Viendo éste que no había muerto quemado entre los carbones encendidos y la plancha de hierro, le metió en un tonel de agua hirviendo cerrándolo herméticamente, para que le faltase la respiración, sin conseguir su fin tampoco. Después le metió en una cárcel, donde colocado boca abajo clavaron su cuerpo al suelo por los brazos y los pies y pusieron sobre su espalda un pilar que sólo podían mover de su sitio veinte hombres, pero un ángel lo desclavó y libró del peso, después de lo cual fue a saludar al rey. Este mandó luego que su cuerpo fuese aserrado en dos mitades, y cada mitad cortada en siete partes, y que se arrojasen los pedazos en las jaulas de siete leones fieros, los cuales no los tocaron, antes bien, por obra de Dios, fueron a reunirse unos con otros y el rey vio vivo a Jorge. Invitados los mágicos de palacio a convertirle en perro, nada pudieron sus conjuros contra el amigo de Dios, del cual refería la gente que, habiéndosele muerto a una mujer una vaca que la sustentaba con su leche, después de arrojada al muladar y esparcidos sus huesos, fue a ver al santo y le refirió su desgracia, y Jorge le entregó un anillo, encargándole que tocase con él alguno de los huesos de la res que pudiera conservarse y, a pesar de que sólo quedaba un cuerno, tocado este por el anillo se mostró la vaca buena y sana y con mejores condiciones que antes; verificados luego a la vista del rey muchos milagros, ofreció éste creer en Jesucristo si Jorge le acompañaba una vez al templo de Apolo, para significar que el rey se convertía por su voluntad, no porque Jorge lo venciese. Entrados en el templo vio Jorge allí setenta y un ídolos en sendos tronos de oro; y como viera cerca de sí a un antiguo tullido a quien él había sanado, le encargó llamase a los ídolos de su parte; los ídolos descendieron de sus tronos y se posaron ante Jorge, el cual golpeó el suelo con los pies y, abriéndose horrible sima, tragó a los ídolos, volviendo a unirse después el pavimento. Enfurecido el rey dispuso matar a su mujer que se había convertido, quemándola sobre planchas de hierro. Jorge imploró el castigo de Dios, y oscurecido el ciclo comenzó a llover fuego sobre el rey y sus infieles; éstos, espada en mano, se lanzaron sobre Jorge matándole, y a los cristianos, más el fuego abrasó después a todos los paganos.

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 6, págs. 10-11 – editado en octubre de 2012)   DADIANE, rey de Siria (biografía)