Torre de Babel Ediciones

Buscar

Historia del imperio chino – De la justicia y los castigos


MITOLOGÍA

La Mitología contada a los niños e historia de los grandes hombres de Grecia  

Mitología de la juventud o Historia fabulosa para la inteligencia de los poetas y autores antiguos

 

 

HISTORIA

Compendio de la historia de la China

Japón. Estudio histórico y sociológico 

Nociones de historia de Grecia

Compendio de la historia de Grecia

Lecciones de historia romana  

Historia romana contada a los niños

Historia de los templarios

LECCIONES DE HISTORIA DEL IMPERIO CHINO


Prólogo

Primera parte

De la situación, población y división

Del gobierno

De las dinastías

De varios emperadores

De los mandarines y la policía

Del ejército y las armas

De la justicia y los castigos

Segunda parte

De la religión

De los sacerdotes y templos

Del carácter y las costumbres

De la educación, las ciencias y los libros

De las fiestas y teatros

Tercera parte

Edificios públicos

De las producciones naturales

Continúa el mismo asunto

Prosigue la misma materia

De los animales

Cuarta parte

De las artes e industria

Continúa el mismo asunto

Prosigue la misma materia

Preguntas sobre las lecciones precedentes


 

 

LECCIONES DE HISTORIA DEL IMPERIO CHINO
 

Breve descripción de este Imperio, de su historia, población, 

gobierno, religión, industria, usos y costumbres
 

Redactadas por J. Herrara Dávila y A. Alvear – 1829


Índice

 

PRIMERA PARTE
Lección VII – De la justicia y los castigos.

76. La justicia se administra gratuitamente por los magistrados nombrados por el emperador, las cuales solo reciben su sueldo del gobierno; y les están severamente prohibidos los regalos de las partes, y hasta sus visitas.

76. Cuando se sientan, en el tribunal que llaman Yas-Men, deben estar en ayunas, o a lo menos no haber bebido vino. Las partes son oídas en persona y producen por escrito sus defensas; pero no pueden hacerlo por medio de procuradores ni abogados, y los jueces fallan en seguida a pluralidad de Votos,

77. Antiguamente usaban de los castigos de la marca, la amputación de cierta parte del cuerpo, como la punta de la nariz, el pie, el nervio de las corvas, y en fin la muerte. El código actual contiene los palos, la canga, el destierro, el tirar de las barcas y la muerte. Para los intérpretes infieles, usan del tormento de estirarles fuertemente los brazos. El castigo de palos puede ser impuesto por los mandarines de todos los órdenes a sus dependientes, pera sin pasar de cincuenta, ni ser menos de cinco.

78. La canga consiste en dos tablas unidas por medio, que se ajustan al cuello del reo por medio de clavijas; sobre ellas se escriben el nombre y circunstancias del criminal, su delito y la duración de la pena. En la unión de las dos mitades pone el mandarín su sello para evitar que la canga pueda quitarse sin su permiso. Así puede andar el reo por todas partes sin poder bajar la cabeza ni llevar la mano a la boca, de manera que tiene que alimentarse por caridad. Este instrumento pesa desde 24 libras hasta 200, según la clase del delito, y descansa sobre los brazos de una especie de silla, en la cual puede sentarse el culpado.

79. La pena de muerte se impone de varios modos: el primero consiste en el garrote, que es el menos deshonroso; el segundo la decapitación, que es considerado infame, y como el cúmulo del oprobio. El tercero, el ser hecho diez mil pedazos; esto es, un numero indefinido a golpe de sable, que es el más horroroso.

80. Solo se aplica la pena de muerte a los delitos contra la seguridad del Estado, o del emperador, al homicidio sin distinción, y al ladrón cogido con armas ofensivas, porque presumen en él la intención de asesinar.

81. Todos los años en el otoño se reúnen los magistrados del crimen para revisar las causas de muerte. Todos los condenados son conducidos a Pekin. El dictamen fundado de los magistrados, pasa a los ministros, y los reos cargados de cadenas al palacio del emperador; allí son examinados nuevamente uno a uno por los jueces, y éstos confirman, anulan o conmutan la pena según exige el caso. Los condenados son todos ajusticiados en un mismo día, y rara vez sube su número de 200 al año.

82. Para castigar a las mujeres de mala vida, usan unos palitos redondos que colocan entre los dedos de las manos, los cuales fuertemente apretados por los extremos con cuerdas, descoyuntan los dedos causando gran dolor. Este tormento se emplea también contra los reos para obligarles a confesar, y aun contra los testigos sospechados de falsedad.

 

  © TORRE DE BABEL EDICIONES – Edición, maquetación y diseño web: Javier Echegoyen – Aviso legal y política de privacidad