TERCERA PARTE Lección XV – Continúa el mismo asunto(De las producciones naturales)
192. La seda es tan común y abundante en la China, que todas las personas y hasta los soldados se vistan de sus telas. Las más hermosas vienen de la provincia de Tche-Kiang, donde se hace una cosecha muy cuantiosa de dicha materia.
193. Los chinos conocen y trabajan dos clases de seda; una de gusanos salvajes y otra de gusanos domésticos. Estos últimos los cultivan de una manera en todo semejante a la que se usa en nuestra España, con algunas pequeñas particularidades. Notaremos, pues, algunas de ellas. Los chinos hacen provisión en el otoño de hojas de moreras que conservan secas para alimentar los gusanos en el año siguiente, cuando por efecto del calor nacen antes de tener las nuevas los árboles; escogen para colocar los gusanos parajes elevados, secos, agradables, inmediatos a algún arroyo, cuidando de que la habitación esté solitaria, lejos de todo ruido y libre de todo mal olor; pretenden que el ladrido de los perros y el canto de los gallos basta para destruir los gusanos y hacerlos perecer; tienen mucho cuidado de poner juntos los gusanos que han nacido al mismo tiempo para que puedan dormir, velar, comer y mudar también al propio tiempo, y si algunos se retrasan los separan. La mujer que cuida del establecimiento y se llama madre de los gusanos, no entra en él sino después de haberse lavado bien, vestido ropas muy limpias y a propósito y sin dobleces para que perciba y mida bien los grados de calor, porque los chinos no tienen otros termómetros, y sobre todo no debe haber comido desde mucho tiempo, ni aun tocado la chicoria salvaje, pues consideran el olor de esta planta muy dañosa a los gusanos. Las hojas cargadas de rocío, las que se han secado al Sol, o a un gran viento o que están impregnadas de algún mal olor, son consideradas como la causa más ordinaria de las enfermedades de los gusanos; cogen la hoja dos o tres días antes y la extienden para que se enjuguen en un paraje muy limpio y ventilado; la hoja que se humedece para conservarla fresca causa una amarillez mortal a los gusanos. Creen también los chinos que la hoja, conservada algún tiempo en el pecho, penetrándose de la transpiración del cuerpo humano, es excelente para los gusanos; conviene acortar a éstos el alimento cuando se acercan a la vejez para que no padezcan indigestiones. El Padre Bourquevil, en una carta de 1777, dice la singularidad de que en los distritos de la China donde se cría mucha seda no pueden vivir los caballos, los cuales mueren pronto.
194. Los gusanos domésticos no son sino una degeneración de los salvajes; éstos tienen de la naturaleza un genio de libertad e independencia indomable, que los otros han perdido por los cuidados del hombre. Los gusanos salvajes se encuentran en las provincias más cálidas, particularmente cerca de Canton. Se alimentan de toda especie de hojas, en general de las del fresno, la encina y el fagara.
195. Sin embargo de la fortaleza que tienen los gusanos salvajes, requieren un cuidado particular, especialmente para preservarlos de los muchos enemigos que tienen. Las hormigas, pájaros y varios insectos alados les son muy dañosos. Para preservarlos de las primeras, se hace un foso alrededor del árbol en que están, y se llena de agua; de los pájaros y demás insectos alados, se les defiende por medio de redes que se tienden sobre los árboles. Es preciso también proporcionar el número de gusanos a la cantidad de hoja que tiene el árbol. Estos gusanos adquieren un tamaño doble que los domésticos, y no les perjudica la lluvia, antes les agrada la frescura del aire. Entre el día 19 y 22 de su existencia emprenden la obra de hilar su capullo; forman éste del tamaño de un huevo de gallina, y son tan fuertes y compactos, que los animalillos tienen bastante dificultad en romperlos; así es que permanecen encerrados en ellos desde el fin del verano hasta la primavera siguiente. Se han visto los capullos olvidados de un año dar sus mariposas al siguiente, y es notorio que se puede retardar la metamorfosis de la crisálida hasta bien avanzado el verano. Los chinos distinguen muy bien los capullos que contienen mariposas machos, de los que las encierran hembras; esta elección es muy útil para apartar los capullos destinados a producir huevos a fin de tener un gran número de hembras, porque éstas atraen los machos suficientes; estas mariposas bien diferentes de las del gusano doméstico vuelan mucho; se deja a los machos que vaguen libremente, pero se retienen las hembras, atándolas por un ala con un hilo de seda fino y fijo por la otra punta al esqueleto de una espiga de maíz, etc. Algunas veces se hacen dos cosechas de seda al año. Los gusanos que se alimentan de encinas son más tardos que los de fresno; en lugar de una sola hoja, arrollan dos para formar el capullo, éste es más grueso, aunque de una seda inferior. La seda salvaje es agrisada y rara vez blanca; pero las telas fabricadas de ella sufren el blanqueo y son muy fuertes; también se fabrica con ella cuerdas para instrumentos por su mucha resistencia.
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