tes

Torre de Babel Ediciones

Psicología de W. James – Temas y problemas de la psicología – 6

CAPÍTULO V 
La psicología de W. James (1842-1911)

(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7)

La Psicología americana del siglo XIX – Significación de W. James – Cuestiones que hay que estudiar – El problema de la psicología – La Psicología, ciencia natural – Psicología y filosofía – Conciencia y medio – El sistema de la conciencia – Las características de la conciencia – Lo psíquico no es un agregado de partes – La conciencia tiende a ser personal – Los contenidos de conciencia se hallan en un fluir constante – Continuidad de la conciencia – La conciencia se refiere a objetos – La conciencia es selectiva – El Yo y la personalidad – Psicología de la religión – Parapsicología e inmortalidad del alma – Influjo de James – Bibliografía

  
Nos ocuparemos ahora, como corresponde a nuestro plan, de la psicología religiosa de W. James. Debe tenerse en cuenta que la vida mental religiosa se había considerado en general, o bien como sagrada, y por lo tanto inaccesible a la investigación científica, o bien como un hecho anómalo y patológico. Sin embargo, ya por algunos pensadores la religión se situaba dentro de la evolución de la humanidad y se trataba de explicar en dicha evolución. En un sentido iluminista, David Hume (1711-1776) había atacado el problema en el siglo XVIII. Más profundo se halla el mismo pensamiento, y concediendo un valor positivo a la religión, en Hegel (1770-1831). Dentro de la misma dirección está el estudio de los mitos de la psicología de los pueblos de W. Wundt, que ya indicamos. Faltaba aún un análisis psicológico de los estados de la conciencia religiosa, base imprescindible para todo estudio de la religión, pues la religión como actividad humana radica en dichos estados. Ya Schleiermacher había querido reducir la religión a sentimiento, a sentimiento de dependencia, y en esto había una tendencia psicológica, la tendencia a indagar los procesos psíquicos sobre los que la religión se fundamenta. Precisamente es un mérito de James el haber planteado por primera vez este problema del análisis de dichos estados de conciencia religiosos y el haber realizado este análisis.

El método empleado por W. James está de acuerdo con sus concepciones ya expuestas. Se dirige a las experiencias religiosas de los grandes místicos, tales como las han depositado en sus obras; se dirige a su propia conciencia y a la de los demás para escudriñar sus propias y ajenas experiencias; y, por último, aprovecha también todos los hechos normales y patológicos que puedan arrojar alguna luz sobre la explicación de dicha experiencia religiosa. Contrasta esta manera de proceder con la empleada por Wundt en su estudio del mito. Este psicólogo se dirige, como vimos, al hombre primitivo para seguir en su génesis las concepciones religiosas (que Wundt olvida que sólo podemos entender a través de nosotros mismos). Aquí, en cambio, James enfoca el problema, ocupándose de los hechos más complejos de la psiquis religiosa, aprovechando, además, los datos de la patología y la parapsicología (psicología de la telepatía, clarividencia, mediumismo, etc.), no para reducir la actividad religiosa a una anomalía, sino para ilustrar con las anomalías hechos que parecen de otra manera inexplicables. En parte se debe esta diferencia de método, existente entre los dos grandes psicólogos, a que para Wundt la religión es sólo objeto de ciencia, mientras que para James es un hecho de experiencia íntima, una necesidad vital, vivamente sentida, que hay que justificar. Tiene el método de James, sin embargo, un gran peligro; a saber: tomar como datos inmediatos de la experiencia religiosa lo que son sólo interpretaciones del sujeto religioso. Por ejemplo: los datos inmediatos de una experiencia religiosa pueden ser ciertas sensaciones orgánicas, ciertas ilusiones, ciertos estados de ánimo, sobre lo que, mediante interpretación, el sujeto construye un complejo suceso, resultando aquí para él aquellos datos como noticia de la presencia de lo divino. Exige, pues, dicho método una rigurosa crítica que James no siempre ejerce.

La palabra inglesa que significa experiencia (experience) tiene, como el término del mismo significado alemán (Erlebnis), un sentido más íntimo que la nuestra; significa lo que se vive, aquello a través de lo que pasamos. Así, junto al mundo físico, a la experiencia física, al conjunto de fenómenos físicos, en que en cierto modo vivimos, coloca James, como antes se expuso, una experiencia psicológica, o el conjunto de fenómenos de conciencia en que vivimos aún de una manera más Íntima. Ahora, por último, muestra James más allá (veremos que no es reductible a la psicológica) una experiencia religiosa. Dicha experiencia religiosa se halla constituida por los estados de sumisión a la voluntad divina y fortalecimiento de la nuestra por la comunión con Dios, por la inquebrantable paz y alegría interior, por el sentimiento de pecado y remordimiento, la conversión súbita como si una inspiración nos viniese de fuera, la vida en Dios de los místicos, la curación de enfermedades por la mera fe, y otros hechos psíquicos análogos. Todos los anteriores estados o hechos tienen de común que en ellos el sujeto experimenta la comunión o comunicación con algo más grande, con algo supremo, del que su vida depende. Lo esencial, pues, de la religión es la comunicación con algo más grande (lo divino, Dios). Ahora bien; esta comunión, como se habrá visto ya, se entiende por James como comunicación real, trascendente, y no como meramente interna o mental. Consecuencia de ello es que su definición de la religión es demasiado restringida, pues hay religiones sin un mundo trascendente y sobrenatural y sin comunicación directa con este mundo; el ejemplo más típico sería la religión de la humanidad fundada por A. Comte.

¿Cómo explicar estos estados religiosos, de comunicación con Dios y con los otros espíritus en Dios? ¿Por leyes conocidas ya en la psicología? James cree que no, y esto es lo que expresa al decir que la experiencia religiosa no se reduce a la experiencia psicológica. Al hacer esta afirmación pone en relación con los estados psíquicos religiosos ciertos estados patológicos, porque para él lo patológico no es lo contrario de lo normal, sino una desequilibrada exageración de lo normal, que trae consigo una desadaptación del individuo. La vida psíquica religiosa no es por esto mismo una anomalía, ni en sus formas más exaltadas; pues sólo puede hablarse de patológico cuando hay una verdadera desadaptación y no, por el contrario, en las grandes almas religiosas en que el hombre aparece aún más apto para la vida que el promedio considerado como normal. Los estados psíquicos patológicos a que nos referimos prueban, y es lo que importa, la comunicación real y directa de los espíritus entre sí, y, por lo tanto, aportan una explicación objetiva de los estados psíquicos religiosos. Son de dos grupos: 1.º, la doble personalidad; 2.º, la comunicación interespiritual (telepatía, etc.).

En los primeros se presenta en la misma conciencia una multiplicidad de personalidades, lo que indica que existen estados psíquicos capaces de organizarse, dentro de una conciencia, en conciencias independientes. Esta afirmación tampoco puede extrañar, si se recuerda que para James toda conciencia tiende a ser personal y no es personal (única) desde un primer momento. Tenemos, pues, aquí demostrada la existencia de un campo de conciencia más allá de nuestra conciencia clara, en donde pueden hacerse notar influjos que provienen de otras conciencias, tales como la creación de nuevas personalidades (en el caso del Medium espiritista, por ejemplo). Que estos influjos existen, lo prueba el segundo grupo de fenómenos.

La patología, en efecto, también muestra la posibilidad de la intercomunicación directa de los espíritus (telepatía, clarividencia, etc.). Es decir, que la personalidad no es algo cerrado, sino que posee la capacidad de abrirse a influjos de otras personalidades, a influjos directos, y no a través de signos percibidos. La enfermedad no crea esta capacidad, sino que la desarrolla. La experiencia muestra que el influjo de otros espíritus se mezcla con una conciencia y hasta suplanta la personalidad primaria. Estos procesos se verifican, como indicamos, a través de aquella zona oscura de la conciencia, de lo subconsciente o slubliminal.

La religión, la vida religiosa, es para James, pues, comunicación directa, espiritual con algo más alto (con Dios y los espíritus en Dios), en la que la persona se siente profundamente modificada. Esta experiencia religiosa varía de una manera esencial según los individuos y suprimido en ella lo concreto individual, se suprime como es evidente, del todo. No hay, pues, una experiencia religiosa única, a la manera de la experiencia científica. La verdad en religión es individual; o sea la única religión válida es la del individuo, la personal. Las diferentes religiones son expresiones relativas de las diferentes experiencias religiosas.
 
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7)
tes