Ahora bien, aquello que constituye a una cosa en su propio género o especie, es lo que se significa por la definición, que enuncia lo que la cosa es; de ahí que los filósofos han cambiado el nombre de esencia por el de quididad; y eso es lo que el Filósofo llama con frecuencia lo que algo es (quod quid erat esse), esto es, aquello por lo que una cosa tiene el ser algo. También se llama forma, por cuanto forma significa la certeza (o quididad) de una cosa, como dice Avicena en el libro II de su Met. Esa misma realidad se designa también con el nombre de naturaleza, tomada ésta en el primero de los cuatro sentidos que señala Boecio en el libro De duabus naturis, es decir, en cuanto que naturaleza se llama todo aquello que de alguna manera puede ser concebido por el entendimiento: una cosa no es, en efecto, inteligible más que por su definición y su esencia. Y así, dice también el Filósofo, en el libro V Met., que toda sustancia es naturaleza. Sin embargo, el nombre de naturaleza tomada en este sentido parece significar la esencia de la cosa en cuanto que dice relación a la propia operación, ya que ningún ser está privado de ella. En cambio, el nombre dee quididad se deriva del hecho de que se significa por la definición; mientras que se llama esencia en cuanto que por ella y en ella el ente tiene el ser (ens habet esse).
Santo Tomás, Sobre el ser y la esencia, Capítulo I
Por lo dicho se ve claro cómo se halla la esencia en las diversas clases de seres. Tres maneras presenta la esencia de hallarse realizada en las sustancias. Existe un ser, Dios, cuya esencia es su ser (esse) mismo; por lo cual, hay algunos filósofos que dicen que Dios no tiene quididad o esencia, porque su esencia no se distingue de su ser (esse). Y de eso se sigue que no pertenece a ningún género, ya que todo lo que pertenece a un género, tiene necesariamente la quididad distinta de su ser, pues la quididad o la naturaleza del género o de la especie no se distingue en cuanto a la naturaleza en aquellos de los cuales es género o especie, sino que lo que es diverso en los diversos sujetos, es el ser (esse).(…)
Asimismo, no por ser sólo ser, le han de faltar las demás perfecciones o excelencias; muy al contrario, posee todas las perfecciones que hay en todos los géneros, por lo cual se le llama absolutamente perfecto, como atestiguan el Filósofo y el Comentador en el libro 5 Met., aunque las posee de una manera más excelente que los demás seres, ya que en Él son una sola entidad, y en los demás son diversas. La razón de ello es que todas esas perfecciones le competen en razón de su ser simple. Es como si alguien por una sola cualidad pudiese ejercer las operaciones de todas las cualidades: en esa única cualidad poseería todas las cualidades; pues de la misma menera tiene Dios en su mismo ser todas las perfecciones.
La segunda manera de hallarse la esencia es la que se da en las sustancias intelectuales creadas, en las cuales el ser (esse) es distinto de su esencia, aunque la esencia existe sin materia. Su ser, por tanto, no está separado, sino que es recibido y, por lo mismo, limitado y restringido a la capacidad de la naturaleza que lo recibe; en cambio, su naturaleza o quididad es absoluta (o separada), no residiendo en alguna materia. (…)
Por fin, hay un tercer modo de hallarse la esencia, y es el que se da en las sustancias compuestas de materia y forma, en las cuales no sólo el ser es recibido y finito, porque también tienen el ser causado por otro, sino que, además, su naturaleza o quididad es recibida en la materia designada. Por eso son finitas en ambas persepectivas, hacia arriba y hacia abajo; y además, a causa de la división de la materia signada son posibles muchos individuos en una sola especie.
Santo Tomás, Sobre el ser y la esencia, Capítulo V