PSICOLOGÍA ELEMENTAL
José Moreno Castelló |
J. Moreno Castelló – Psicología Elemental 2ª parte – Psicología racional – Cap. I – Substancialidad del alma humana
Artículo III – La actividad, propiedad esencial del alma humanaLa substancia, cuya simplicidad dejamos ya acreditada, posee una actividad, un poder de obrar, que arranca de su mismo fondo o naturaleza. Es como decía el insigne Platón, un movimiento que se mueve a sí mismo Al ocuparnos, en su lugar propio, del estudio de la voluntad, indicábamos allí los especiales caracteres que acompañan al acto llamado voluntario, que no permiten confundirlo con los procedentes de otros principios de acción. Pero bueno es recordar ahora que todas las facultades del alma son medios, instrumentos, conductos por donde aparece y se exterioriza, si así es permitido decirlo, la actividad esencial, que es una, y a la vez el principio remoto de los actos, por más que las facultades sean el próximo o inmediato. Esta actividad del alma, revelada a la observación interna por la muchedumbre de actos que son manifestaciones de aquella propiedad, está encarnada en el fondo de la admirable substancia, dotada por Dios de tan excelente virtud, y además sabemos por nuestra propia conciencia que somos dueños de esa actividad, que denominamos libre, en significación del dominio que sobre ella ejercemos. La manifestación genérica de la actividad es el movimiento, la evolución, el tránsito. Pero es necesario averiguar sí el ser movido, lo está por sí mismo o por extraño impulso que sobre él produzca su acción. La observación externa nos enseña que todos los seres de la Naturaleza obedecen a leyes que les rigen, a fuerzas que los impulsan y llevan por caminos conducentes a sus respectivos fines. Pero desde los inferiores hasta llegar al hombre, en donde todo se condensa y resume, hay una gran distancia y una enorme diferencia: Bajo el punto de vista físico, por cuanto en el hombre existe un elemento material o sea el cuerpo, se halla sometido a las leyes generales de la materia. Por el aspecto espiritual, es poseedor de una actividad regida por leyes muy diversas. Las grandes manifestaciones del espíritu activo se efectúan por medio de las facultades; y la tendencia del alma, considerada en su esencia, va en pos de un término absoluto y perfecto, que de continúo la solicita, y en el cual reside su complemento definitivo. Si el alma careciera de esa actividad originaria o ella no pudiera encaminarla y dirigirla, carecería de fin propio, y Dios no la hubiera formado para un alto y nobilísimo destino. No se concibe un espíritu inactivo. |
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