Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres DIÓGENES LAERCIO
Compendio de las vidas de los filósofos antiguos François Fénelon |
BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO – Catálogo COMPENDIO DE LAS VIDAS DE LOS FILÓSOFOS ANTIGUOS François Fénelon – Índice general |
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CLEÓBULOContemporáneo y casi de la misma edad que Solón; es decir que vivió entre las olimpiadas 35 y 55. Cleóbulo ha sido uno de los sabios de Grecia menos afamados, pero ha sido uno de los más felices. Era hijo de Evagoras, descendiente de Hércules, y nació en Lindis, ciudad marítima de la isla de Rodas, donde vivió bajo el reinado de Creso, rey de Lidia. Desde su infancia manifestó mucha sensatez. Era de bello rostro, de buena talla y dotado de una fuerza extraordinaria. |
Empleó la juventud en viajar por Egipto, para estudiar la filosofía, según era costumbre en su tiempo. A su regreso, se casó con una mujer muy virtuosa, y vivió en medio de su familia, gozando de inalterable tranquilidad. De esta unión nació la célebre Cleobulina, la cual, con su aplicación constante y con las lecciones de su padre, adquirió tan vastos conocimientos que embarazaba y confundía a los hombres más sabios, especialmente con las preguntas enigmáticas que solía proponerles. Era además tan benéfica, que ella misma era la que lavaba los píes a los sujetos que entraban en casa de su padre. Cleóbulo fue elegido para gobernar el pequeño distrito de Lindos, y lo hizo con tanta facilidad como si gobernase una sola familia. Evitó cuidadosamente todo lo que podía atraer guerras y discordias, tanto entre los habitantes, como entre estos y los extranjeros. Su mayor mérito, como filósofo, era su sutileza para proponer y resolver enigmas. Él fue el que propagó en Grecia la afición a enigmas, que era tan común en Egipto. He aquí uno de los que compuso: «Soy un padre, que tengo doce hijos, y cada uno de ellos tiene treinta hijas, pero muy diferentes entre sí, en punto a belleza. Las unas tienen el rostro blanco; las otras lo tienen negro. Son inmortales y mueren cada día.» Este enigma significa el año. Cleóbulo compuso también el epitafio que está en el sepulcro de Midas, en que tributa grandes elogios a este monarca. Algunos lo han atribuido sin fundamento a Homero, que fue muy anterior a Midas. Según la doctrina de Cleóbulo, la virtud consiste en huir de la injusticia y de los otros vicios. En el mismo sentido habla Horacio cuando dice: Virtus est vitium fugere, et sapientia prima Stultitiâ caruisse… Decía que el hombre debía observar tres cosas cuidadosamente en toda clase de negocios, a saber, el orden, el tiempo y la moderación; que los hombres debían vivir según la condición que tienen en la sociedad; que no hay cosa más común en el mundo que la ignorancia y la charlatanería; que el filósofo debe tener sentimientos elevados, huir de la ingratitud y de la infidelidad y hacer bien a los amigos y a los enemigos, para conservar a los unos, y ver si se puede cautivar a los otros. «Antes de salir de casa, decía, examinad lo que vais a hacer, y cuando volváis, examinad lo que habéis hecho. Hablad poco y escuchad mucho. No habléis mal de nadie. Aconsejad lo que creáis más conforme a la razón. No os abandonéis a los placeres. Reconciliaos con vuestros enemigos, si los tenéis. No hagáis uso jamás de la violencia; no reprendáis jamás a vuestra esposa, ni la alabéis en presencia de extraños, pues lo uno es locura, y lo otro flaqueza.» Cuando Cleóbulo supo que Solón había abandonado para siempre a su patria, hizo cuanto pudo para atraerle a su país, y con este objeto le escribió la carta siguiente: «Tienes muchos amigos, cuyas casas están a tu disposición; pero creo que en ninguna parte puedes estar mejor que aquí. Lindos es una ciudad marítima enteramente libre. Nada tienes que temer de Pisístrato, y todos tus amigos podrán venir a verte con entera seguridad. » Cleóbulo supo aprovecharse diestramente de todas las ventajas que la suerte le habla proporcionado, y vivió sin embarazos ni incomodidades. Fue feliz como marido, como padre, como ciudadano y como filósofo, y murió a la edad de 70 años, después de haber gozado extraordinarios honores. Los habitantes de Lindos sintieron amargamente su pérdida, y le erigieron un magnífico sepulcro con un epitafio en que honraban su memoria. |