PSICOLOGÍA CONTEMPORÁNEA J. Vicente Viqueira Índice general |
J. Vicente Viqueira – La Psicología Contemporánea Capítulo I – INTRODUCCIÓN Capítulo I Introducción (1) (2) (3) ![]() Objeto del presente libro – Método que seguiremos – La existencia de la psicología y su pretendida crisis – Psicología y vida cultural – Orientación en las diversas corrientes actuales – Bibliografía |
La Psicología, como toda ciencia, no se halla aislada, sino que está en relación con los intereses y estudios de otros dominios de la actividad humana. Así, para comprender las diferentes direcciones de la psicología actual, será preciso tener a veces en cuenta factores que no provienen de la psicología misma. Las más diversas esferas humanas influyen y han influido en los estudios psicológicos. Este influjo determina la indagación de lo psíquico en varios respectos. En un primer respecto hace que se planteen ciertos problemas y se resuelvan problemas que son capitales en el dominio donde se han presentado. El resultado del influjo es, pues, aquí, un enriquecimiento de la teoría. Por otra parte, los diversos dominios aspiran ya a una aplicación de la psicología, y exigen, por lo tanto, una investigación de ciertos problemas para elaborar sobre ellos una técnica psicológica, una psicotecnia. El resultado del influjo no es aquí completamente teórico; pero tiene una importancia capitalmente teórica. De este modo fue ante todo la educación la que aportó problemas a la psicología y la que ha exigido principios técnicos del tipo antedicho, de manera que la relación entre psicología y pedagogía ha venido a ser muy estrecha. Basta considerar la labor de un psicólogo como E. Neumann para darse inmediatamente cuenta de ello. Intereses de índole religiosa han sido los que han hecho nacer los estudios de la psicología de la religión tal como, por ejemplo, han sido iniciados por W. James. Intereses jurídico-prácticos hicieron surgir el problema del testimonio, que está en relación con el de la memoria, la sugestión, etc. De exigencias históricas parte capitalmente la psicología de los pueblos de Wundt. La industria suscitó el problema del examen de las aptitudes para determinadas profesiones (orientación profesional) y el estudio psicológico del trabajo. Por último, muchas veces las concepciones psicológicas han sido determinadas por exigencias filosóficas. Esta indicación somera acerca del influjo de los más diversos intereses (no se han enumerado todos) de las varias esferas de la vida humana sobre la psicología debe recordarse muchas veces en el curso de este libro, donde por falta de espacio no haremos más que mostrar el hecho sin detenernos a exponerlo en detalle. La razón de este hecho es patente: a la psicología, como a otras ciencias, es la realidad la que le plantea los problemas, y lejos de esta realidad se convierte en pálida especulación y desaparece. Así, pues, donde las actividades psíquicas llamen la atención de los hombres, y no sólo en la reflexión sobre nosotros mismos, surgirán, y con máxima intensidad, los problemas de la psicología. Los influjos que antes hemos bosquejado han sido extraordinariamente fecundos y beneficiosos. En la distinción de las direcciones de la actual ciencia del alma nos situaremos en un punto de vista desde el que se abarque el conjunto de las doctrinas, y dejaremos a un lado, en cuanto sea posible para la inteligencia del asunto, el origen histórico de estas doctrinas, origen que, en general, sólo pondremos de relieve con brevísimas palabras. En cuanto a nuestro punto de vista, es debido a que lo esencial de las doctrinas radica en los principios directores de la construcción total, y no en los detalles. Las distinciones relativas a los métodos quedan, pues, en segundo lugar; sin embargo, como de ellas nos valemos para designar algunas corrientes y para explicar lo que acabamos de decir, es preciso que hablemos algo de este asunto. Por método de una ciencia ha de entenderse el procedimiento mediante el cual se logran los conocimientos que la constituyen. Ahora bien; es evidente que el método se halla condicionado por la esfera a que pertenecen las realidades investigadas. Así, una ciencia de relaciones, como las matemáticas, no puede tener el mismo método que una ciencia de hechos, como la biología. Ahora bien, en cuanto a la psicología, existe una ardiente discusión acerca de cuál es su método. ¿De dónde puede provenir? Tan sólo de una incertidumbre con respecto de lo que es lo psíquico, de una diversidad de concepciones del espíritu que, por lo demás, no necesitan excluirse recíprocamente. Si el objeto o el tipo de objeto de una ciencia determina su método, la concepción del objeto o tipo de objeto de la psicología determinará el método de ésta. De dicha manera, objeto y método van unidos, y aunque las divergencias metódicas son derivadas, no hay por qué no valerse de ellas cuando convenga, ya que así de ninguna manera abandonamos nuestro punto de vista. En efecto, por ofrecemos una terminología usual y fácil lo hemos hecho. Pero ¿cómo es posible, se nos preguntará, que existan estas dudas acerca de la psicología en cuanto a su objeto y, por consiguiente, en cuanto a su método? En el curso de este libro lo veremos, y nos limitaremos a decir ahora unas breves palabras para mejor comprensión. Habitualmente se considera a la psicología como una ciencia de actividades, de hechos, de fenómenos; pero no siempre es así, y ya aquí hallamos una primera diversidad. Pero, aun dentro de la concepción habitual de la psicología como una ciencia de actividades, de hechos o fenómenos, no nos hallamos en una posición segura. Es evidente, después del examen de la cuestión, que lo psíquico, que el espíritu se nos presenta de dos maneras diferentes: 1ª, en cada uno de nosotros; 2ª, en cada uno de los otros y en los productos espirituales como, por ejemplo, una poesía o un código. En el primer caso lo conocemos por percepción interna; en el segundo, por percepción externa y mediante un complejo proceso de interpretación. ¿Cuál es el legítimo modo de conocer lo psíquico o lo que se pretende psíquico? ¿El de la percepción interna o externa? ¿O quizá lo son ambos? La respuesta a estas cuestiones depende de lo que creamos sea lo psíquico y de la relación en que supongamos se halle con los movimientos expresivos (que lo notifican) del cuerpo. Si el espíritu es sustantivo, diferente radicalmente de aquellos sucesos fisiológicos expresivos, éstos apenas nos valdrán en sí de nada para la investigación; si, por el contrario, el espíritu no es sino algo fisiológico o una sombra del cuerpo, en dichos procesos fisiológicos se hallará la clave de todo. Las otras posiciones posibles serán intermedias. Basta esto aquí para el fin que nos proponemos y lo restante se expondrá en su debido lugar. |