HISTORIA DE LA FILOSOFÍA – VOCABULARIO FILOSÓFICO
ORTEGA Y GASSET Ejercicios – Textos – Resumen mínimo de su pensamiento Introducción al pensamiento de Ortega y Gasset – Influencias y repercusiones |
París – 1938 | |
Dioses conjuntosMetáfora utilizada por Ortega para expresar lo que consideró el mayor mérito de su filosofía: el descubrimiento de la vida como ámbito en el que se da la correlación o coexistencia del mundo y el yo, de la realidad y la subjetividad. Ortega nos recuerda dos metáforas que se han utilizado a lo largo de la historia para representar las relaciones entre el mundo y la subjetividad o yo, y que corresponden, respectivamente, a la tesis realista y a la tesis idealista:
Frente a estas dos metáforas, Ortega propone una tercera en la que concentra la superación del realismo y del idealismo y que corresponde a «la altura de nuestro tiempo»: las relaciones entre el sujeto y el objeto, entre el mundo y la subjetividad, entre las circunstancias y el yo, se pueden expresar gráficamente con la metáfora de los dioses gemelos, los «dei consentes» que nacen y mueren juntos. En la mitología mediterránea los «dei consentes«, los dioses conjuntos o acordes nacían, vivían y morían juntos, sus destinos estaban entrelazados, como en el caso de Cástor y Pólux, hijos del dios Zeus y de Leda. Como estos dioses, el mundo y la subjetividad son inseparables, son dos caras de la misma moneda. La tradición supeditaba el sujeto al objeto, la modernidad el objeto al sujeto; pero ni el yo ni el mundo son seres substanciales, ambos se encuentran en correlación: «yo soy el que ve el mundo y el mundo es lo visto por mí». La verdad radical es la coexistencia, la interdependencia de mí con el mundo, por lo tanto, la vida. Nuestros conceptos tradicionales tienden a desvirtuar este dato radical, pues podemos estar tentados a considerar que la coexistencia quiere decir el estar presente una cosa, una substancia, una al lado de otra. Ortega nos exige asumir hasta el final la idea de la correlación: la realidad no es estática, no existe el mundo como una substancia y la subjetividad como otra substancia. El mundo no existe por sí mismo, con independencia de mi yo, ni mi yo como algo independiente del mundo y vinculado con él sólo de forma accidental. El mundo es mundo sólo en su esencial relación con mi subjetividad, y mi subjetividad solo es tal en su esencial relación con el mundo, el dinamismo del mundo determina mi ser, mi mirarlo, amarlo, detestarlo; pero a la vez, el dinamismo de mi subjetividad, su mundo sentimental, sus creencias, su pasado, su perspectiva, determina el ser del mundo. Como dice Ortega, esta metáfora se comprenderá cabalmente sólo cuando sustituyamos la visión estática y substancial del ser por una visión dinámica, actuante y relacional del ser, por una visión perspectivística. |
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© Javier Echegoyen Olleta Edición en papel: Historia de la Filosofía. Volumen 3: Filosofía Contemporánea. Editorial Edinumen. |