CAPÍTULO VII
La psicología objetivista
El objetivismo en psicología. Comte y la frenología de Gall. W. Wundt y el objetivismo – Materialismo. Energetismo. Epifenomenismo – La Psicología objetiva de Bechterew – El conductismo de Watson. Su crítica de la introspección – La conducta como objeto de estudio. Reducción de lo psíquico a la conducta. Fines del conductismo. Métodos. Crítica del conductismo – El neovitalismo y Driesch – El psicoanálisis de Freud. Bleuler – Bibliografía
VI. Psicoanálisis de Freud. Aunque pueda extrañar a algunos, consideramos aquí las concepciones acerca de lo psíquico del psiquiatra vienés Sigmund Freud, por su semejanza de procedimiento con las anteriormente expuestas. Por otra parte, aunque entre los especialistas de la psicología dichas concepciones no fueron aceptadas, entre el vulgo o seudopsicólogos causaron y aún causan un influjo de hecho perjudicial. No podemos, pues, menos de tenerlas en cuenta. Para todas las direcciones que hemos estudiado en este capítulo, lo psíquico se hallaba reducido a lo físico, o determinado por lo fisiológico, o no poseía una realidad sustantiva, especial, aparte. Para Freud, lo psíquico se halla determinado capitalmente por lo fisiológico, pero por lo fisiológico consistente en las funciones de reproducción, o sea las funciones sexuales. A la base del espíritu está, pues, como fundamento, la actividad sexual. No se piense por esto que Freud ha formulado el problema con esta precisión; sin embargo, de sus afirmaciones se desprende esta tesis, ya que lo sexual se entiende siempre como fisiológico y se pone en relación con lo fisiológico. Freud fue discípulo del célebre psiquiatra francés Charcot, importante también para la psicología, y comenzó sus estudios en relación con los trabajos de su maestro acerca de las histéricas. Sus teorías pertenecen, así, desde un principio, a la clínica, y su psicología, por lo tanto, es típica de lo que hoy podemos llamar psicología clínica. Lo sexual se presenta para Freud como causa de las neurosis, que quedan reducidas a tres: neurastenia, histerismo y psicosis obsesiva. Las restantes enfermedades mentales se han revelado como orgánicas. En dichas neurosis, la causa es, pues, siempre una desviación sexual. Pero lo sexual se presenta también en la vida psíquica normal, como particularmente decisivo y determinante, en los ensueños, en mil errores pequeños e involuntarios, y hasta en las más altas producciones del espíritu; por ejemplo: el arte. La teoría del desarrollo sexual del individuo humano, que Freud nos presenta, nos explica cómo sucede esto. En el primer estadio de la vida (el niño pequeño) existe un erotismo general y no diversificado; erótico es el placer de mamar (!), de defecar (retener las heces [!]), etc. Viene después un período de interés erótico dentro de la familia; en los varones atracción hacia la madre y odio al padre; en las hembras, lo contrario (Complejo Edipo). Por último, se organiza la tendencia sexual en la forma en que aparece en el adulto. Ahora bien; en el niño existen en germen lo normal y todas las disposiciones para lo anormal. La orientación de su sexualidad se hace mediante la represalia de las tendencias no válidas; lo reprimido queda sepultado en la subconsciencia. Cuando la represión fracasa, surgen las neurosis producidas por aquellas representaciones subconscientes reprimidas (complejos) a medias. Cuando la represión se logra, surge el individuo normal. La emotividad sexual, entonces, se traslada a otros objetos que el suyo propio, dando lugar al amor a la humanidad, a la fantasía estética, etc. (sublimación). Lo sexual reprimido tiene una escapatoria en las imágenes del sueño, que son la realización, en forma simbólica, de un deseo infantil sexual. La raíz sexual de las neurosis, de los sueños, del arte, etc., se logra mediante el psicoanálisis, es decir, el análisis introspectivo (diferencia fundamental con respecto a las doctrinas antes expuestas en este capítulo), que se verifica por interrogación del médico al paciente, a la que debe corresponder una especie de confesión general de éste. Según Freud, el psicoanálisis tiene la virtud de curar a los neuróticos, pues en cuanto aparece el complejo y es referido al médico, el enfermo sana. También puede hacerse psicoanálisis a través de los productos espirituales, como las obras de arte, literarias o filosóficas, y de hecho en la escuela de Freud hay ensayos de ello. La importancia concedida a lo sexual por Freud es exageradísima. Nadie niega hoy ni puede negar que tenga mucha (más o menos grande, y a veces muy grande, según los individuos y los casos). Sin embargo, por una parte, los psiquiatras han mostrado ya que las psicosis son anteriores a lo sexual, que depende así de ellas en sus desviaciones anormales. Por otra, en la vida normal psíquica lo sexual es sólo un aspecto, y no el fundamental; así, son independientes de la sexualidad infinidad de manifestaciones, entre ellas los ensueños. Es éste un hecho de experiencia al que no puede oponer Freud más que sus especulaciones fantásticas. El valor terapéutico del psicoanálisis se reduce, según Kräpelin, al efecto sugestivo; por lo demás, la ocupación con representaciones eróticas es perjudicial a los neuróticos; sin embargo, de este tema no corresponde hablar aquí. Psicológicamente considerado el psicoanálisis es sólo una forma de la introspección. En general, puede decirse que falta a Freud en absoluto una psicología científica; sus conceptos de inconsciente, represión, etcétera, son de una inmensa vaguedad y al menor examen psicológico inutilizables. No pasan de figuras retóricas. Sin embargo, la labor de Freud ha sido particularmente interesante por las cuestiones que ha suscitado. En primer lugar ya llama la atención, al abrir cualquier manual de psicología, la escasa importancia que se concede a la vida sexual, que a veces no se estudia, y cuando se hace sólo de pasada; esto contrasta con la importancia grande, normal y anormal que la sexualidad tiene. En general, se tendía y aún se tiende a considerar la vida sexual con un hipócrita silencio y a declarar perverso todo lo que parece distanciarse del tipo fijado por la moral; pero no se aspira a una explicación de todo ello. Y, sin embargo, esta vida sexual normal y anormal es de interés sumo para el maestro, el juez, el crítico de arte, el historiador, etc. Ahora bien; contra esta falsa concepción, ya que la vida sexual es un hecho biológico, habían reaccionado una porción de investigadores del dominio de la psicopatología; pero ninguno ha tenido el éxito popular de Freud. Éste, por primera vez, ha llevado al convencimiento a muchos de lo natural de la vida sexual de que aun en sus anomalías se rige por leyes psicofísicas que es preciso conocer para evitarlas o curarlas. Aún hay más; en segundo lugar, Freud ha presentado una teoría del desarrollo de la vida sexual. Dicha teoría, indudablemente, es mucho más literaria que científica; pero no deja de tener el mérito de ser la primera. Aunque inadmisible, servirá de punto de partida al estudio que está por hacer de la vida sexual en el hombre y que nos permitirá saber en el futuro cómo ésta se organiza. Por último, Freud ha coincidido con Bergson, al hacer notar (aunque en diferente sentido) el influjo del pasado del individuo sobre el presente (27). El psiquiatra Bleuler coincide con Freud en considerar lo consciente sólo como una parte de lo psíquico, inexplicable sin tener en cuenta la subconsciencia. Muestra, sin embargo, una orientación hacia un materialismo ecuativo y funcional. Los fenómenos psíquicos son idénticos a los fenómenos cerebrales. La conciencia es una propiedad de ciertas funciones cerebrales. La explicación, pues; en psicología, es fisiológica siempre. Con todo esto nos hallamos en doctrinas ya estudiadas al comienzo de este capítulo. BIBLIOGRAFÍA 1. Materialismo, energetismo y epifenomenismo. ERNST HAECKEL, Zellseelen und Seeien zellen (Alma de las células y células del alma), 1909. WILHELM OSTWALD, Vorlesungen über Naturphilosophie (Lecciones sobre Filosofía de la Naturaleza), 1902; Naturphilosophie (Filosofía de la Naturaleza) en la Kultur der Gegenwart (Cultura del presente), de Teubner; Grundriss der Naturphilosophie (Compendio de Filosofía de la Naturaleza), 1908 (Versión francesa); Vom energetischen Imperativ (Del imperativo energético), 1912; Die Ordnungwissenschaften (Las ciencias del orden, es decir, la lógica y las matemáticas), 1914. OSTWALD editó los Annalen der Naturphilosophie (Anales de Filosofía de la Naturaleza). C. HERING, Ueber das Gedächtnis als eine allgemeine Funktion der organischen Materie (Sobre la memoria como una función general de la materia orgánica), Conferencia, 1870. – SEMON, Die Mneme als erhaltendes Prinzip in Wechsel des organischen Geschehens (La Mneme como principio conservador en el suceder orgánico), 3.ª ed., 1911. 2. Psicología objetiva. BECHTEREW, Objetive Psychologie, 1913. 3. Conductismo. J. B. WATSON, Psychology as the Behaviorist views it (La Psicología tal como la considera el conductista), Psychological Review XX, 1913, págs. 158 y sig.; Image and Affection in Behavior (Imagen y afecto en la conducta), Journal Phil. and Scient. Method X, 1913, pág. 421; Behavior, An Introduction to comparative Psychology (Conducta, Introducción a la Psicología comparada), 1914 (Su obra capital; exposición de conjunto de su tesis). – Sobre WATSON véanse: EMILIO MIRA, Exposición-comentario a la reciente Psicología conductista del profesor Watson, Archivos de Neurobiología, tomo II, págs. 2 y 3, 1921; E. B. TITCHENER, On «Psychology as the Behaviorist views it» (Sobre La Psicología tal como la considera el conductista), Proceding of the American philosophical Society. Filadelfia, 1914. (Muy interesante por su crítica). 4. Psicoanálisis. En castellano se han publicado las obras de FREUD: Psicopatología de la vida cotidiana (Olvidos, equivocaciones, torpezas supersticiones y errores); Una teoría sexual y otros ensayos (Una teoría sexual. Los sueños. Psicoanálisis. Más allá del principio del placer); El chiste y su relación con lo inconsciente (El delirio y los sueños en la «Gradiva» de W. Jansen). – Para una exposición de conjunto de la doctrina de Freud es muy adecuado el breve libro de su discípulo E. HITSCHMANN Freuds Neurosenlehre (Doctrina de la neurosis, de Freud), que lleva al final una bibliografía cronológica de las obras del creador del psicoanálisis. Viena y Leipzig, Franz Deuticke, ed., 1913. EUGEN BLEULER, Naturgeschichte der Seele und ihres Bewusstwerdens (Historia natural del alma y de su hacerse consciente), 1921. __________ (27) Es curioso el hecho del poco interés que la psicología ha sentido hasta nuestros días por las funciones psicofísicas sexuales. Hoy es cuando el problema comienza a atacarse. Las anomalías de la vida sexual han atraído la atención de los psiquiatras en la segunda mitad del siglo XIX, precisamente cuando ha podido considerárselas, por el progreso del saber, como aberraciones patológicas, y no como meras perversiones morales. En este respecto fue de particular importancia el austríaco Krafft-Ebbing, nacido en 1840, profesor de la Universidad de Viena ya el 1889, muerto en 1902; su famoso libro Psychopathia sexualis (15.ª ed. 1916) ha ejercido considerable influjo. En la misma dirección: Schrenck-Notzing, A. Fuchs, Moll, Havelock Ellis y otros. La cuestión sexual ha sido tratada en una forma popular y seria por A. FOREL: La question sexuelle exposée aux adultes cultivés (3.ª ed. 1911). |